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La vida para el Príncipe Hoseok siempre había sido fácil, desde antes de su nacimiento ya era muy querido por todos en el Palacio, siempre obtenía lo que quería, nunca se le negaba nada, sus padres le demostraron amor en todo momento. Siempre rodeado de personas, con un aura feliz, cordial y una sonrisa encantadora para regalar.

Sin embargo ahora todo era diferente, después de dos semanas del terrible secuestro y hallazgo todo había cambiado. A todos en el Palacio se les había prohibido tener algún tipo de contacto con él, su servidumbre había descendido siendo sólo una persona la que se encargaba de servirle, los guardias en su puerta le prohibían la salida hacia el patio, el médico que llegaba todo los días sin falta a revisarlo y sobre todo sus padres los cuales su presencia en su aposento era casi nula alegando que tenían cosas importantes que hacer para su reino.

Que cosas eran más importantes que su hijo? Era la pregunta que Hoseok se hacía a cada rato, el necesitaba la atención de sus padres aunque fuera por un minuto, los mimos de su madre, el calor reconfortante en su pecho cuando su padre le decía que lo amaba ya lo echaba de menos. Los extrañaba.

Su salud empeoraba cada vez más, siempre se sentía mareado y al borde del desmayo, la poca comida que lograba ingerir no duraba ni un minuto en su estomago, ahora estaba más delgado, con terribles ojeras y muy pálido.

Las marcas en su cuerpo casi habían desparecido por completo, las únicas que quedaban eran las que causaron las ataduras y las que poseía en su cuello( que prácticamente eran mordidas). En su piel aún podía sentir las grandes manos del hombre tocandolo, aún sentía la terrible sensación y dolor que sintió cuando el hombre metió su miembro en el, sin duda eran cosas que quería olvidar por completo.

El médico Chang le había dicho que fue muy afortunado de no tener una lesión interna, como un desgarro o algo por el estilo, pero que se le hacía demasiado raro el que hubiese tenido una supuesta hemorragia sin sufrir lesión.

Ahora Hoseok se encontraba sentado aún lado de su ventana observando el pequeño jardín que colindaba con el jardín de sus padres, sumido en sus pensamientos sufriendo en silencio el horrible vacío en su pecho, pensando en aquella mirada del terrible hombre.

-« Joven Príncipe»- le habló la mujer que le servía sacándole de sus pensamientos -« el médico Chang está aquí, así que recuestese mirando al techo»- le ordenó ayudándole a ponerse de pie dirigiendolo hacia la cama.

Para cuando el médico entró ya se encontraba acostado en la cama con la mujer incada a su costado, el señor le hizo una respetable reverencia saludando debidamente y se dedicó a revisarlo, colocando su dedo en su muñeca para verificar su pulso, seguido destapó su vientre no sin antes pedir permiso y empezó a posar sus dedos suavemente en su vientre bajo, la mueca de confusión que el médico le dedico a la mujer fue desconcertante para el Príncipe.

-« Que~ pasa señor Chang?»- preguntó con preocupación al ver la cara del médico»- Tengo algo malo en mi estómago o que tengo»- volvió a preguntar apartando las manos de señor, sentandose para poder verlo mejor.

-« Su majestad usted~~, necesito hablar con los reyes así que me retiró »- dijo levantándose, cogiendo sus cosas y saliendo rápidamente del lugar dejando perplejos a las otras dos personas en el cuarto.

-« Que tengo señorita Sun»- le dijo a la mujer que aún observaba atónita la puerta por donde había salido el médico.

-« No lo sé su Majestad pero lo iré a averiguar»- respondió levantándose, haciéndole una reverencia y saliendo también del lugar.

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Pido disculpas si hay algún error.

EL SECUESTRO DEL PRÍNCIPE FLOR (VHOPE) +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora