VIII

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—NO SÉ, MIONE

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NO SÉ, MIONE. Es raro que Hydrus llegue así, ¿a mitad de año? ¿Por qué razón? ¿Se le habrá perdido la lechuza o algo? O solamente sus padres se lo ocultaron como hicieron con Harry.

Le había comentado a Mione sobre lo sucedido de la otra vez en la enfermería con Hydrus, investigamos un poco y nos dimos cuenta de que él no había estado en nuestro primer año.

—Si, concuerdo contigo —miré a Hermione, la cual estaba dubitativa por mis palabras—. Pero su apellido... ¿Black? Me suena de alguna parte, no recuerdo muy bien.

—Asentí—...he escuchado ese apellido en algún lugar. Tal vez lo oí mencionar a Tío Remus.

Cuando salimos de las clases del tonto de Lockhart, Hermione y yo nos dirigimos hacia las gradas. Mientras tanto, Ron acompañó a Harry hacia el vestidor para que éste último se cambiará para entrenar Quidditch.

—En los pasillos se murmura que viene de un Orfanato —dije mientras miraba fijamente el cielo, el cual se encontraba ligeramente nublado—. El Orfanato de Wool... Es un orfanato muggle en Londres.

No es que sea metiche y me ande metido en la vida de los demás, pero Hydrus Black me llama la atención de sobre manera, y creo, sin duda alguna, que él será alguien importante en mi vida.

—Iza, mira, son el equipo de Slytherin.

Deje de mirar al cielo para centrarme en el campo de Quidditch, Slytherin y Gryffindor discutiendo.

—Malfollado en el equipo de Quidditch, esto lo tengo que ver de cerca. ¡Vamos!

Entrelacé mi brazo con el de Hermione, y la jale hacia ellos.

—¡No puedo creerlo! ¡He reservado el campo para hoy! ¡Veremos qué pasa!

Esto se pondra interesante.

—Flint —gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin—, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya pueden largarse!

Marcus Flint aún era más corpulento que Wood. Con una expresión de astucia digna de un trol, un contrincante duro, altivo y con una dentadura que haría las delicias del bolsillo de cualquier dentista muggle.

—Tranquilo wood, tengo una nota.

—Oh, habrá problemas —dijo Ron.

Yo, el profesor Severus Snape autorizo que Slytherin practique en el campo hoy.
Entrenaran a su nuevo buscador.


Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, era Draco Malfoy que sonreía con su cara pálida y afilada.

—¿Malfoy? —preguntó Harry.

—¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? —preguntó Fred, mirando a Malfoy Con desagrado.

—Es curioso que menciones al padre de Malfoy —dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más—. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin. 

Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían <<Nimbus 2.001>>

—Ultimísimo modelo. Salió el mes pasado —dijo Flint con un ademán de desprecio, quitando una mota de polvo del extremo de la suya—. Creo que deja muy atrás la vieja serie 2.000. En cuanto a las viejas Barredoras —sonrió mirando desdeñosamente a Fred y George, que sujetaban sendas Barredora 5— mejor que las utilizan para borrar la pizarra.

Ron miró boquiabierto las siete soberbias escobas que tenía delante. Rodé los ojos.

Malfoy sonreía con tantas ganas que tenía los ojos casi cerrados. Ojos que se los podía sacar con una cuchara... no sería mala idea.

—Son buenas, ¿eh? —dijo Malfoy con sorna—. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podrían subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas.

El equipo de Slytherin estalló de risa. vaya chiste, lo contratare para payaso.

—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso—observó Hermione agudamente—. Todos entraron por su valía

Del rostro de Malfoy se borró su mirada petulante.

—Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia —espetó él.

Seguramente mis orejas deben hechar humo de lo enojada que estoy. El muy imbécil la acaba de llamar con las palabras innombrables.

 Flint tuvo que ponerse rápidamente delante de Malfoy para evitar que Fred y George saltaran sobre él.

—¿¡Cómo te atreves!?

Ron se metió la mano en la túnica y, sacando su varita mágica, le apuntó a Malfoy.

Me mantuve en calma. Y cuando menos se lo esperen, le mandaré un hechizo.

Un estruendo resonó en todo el estadio, y del extremo roto de la varita de Ron surgió un rayo de luz verde que, dándole en el estómago, lo derribó sobre el césped.

Joder, lo que faltaba.

—¡Ron! ¡Ron! ¿Estás bien? —chilló Hermione. 

Ron abrió la boca para decir algo, pero no salió ninguna palabra. Por el contrario, emitió un tremendo eructo y le salieron de la boca varias babosas que le cayeron en el regazo.

Que asco Ronald.

El equipo de Slytherin se partía de risa. Flint se desternillaba, apoyado ensu escoba nueva. Malfoy, a cuatro patas, golpeaba el suelo con el puño.

—Lo mejor es que lo llevemos a la cabaña de Hagrid, que está más cerca—dijo Harry a Hermione, quien asintió valerosamente, y entre los dos cogierona Ron por los brazos.

Antes de que mis amigos se fueran sin mi, saque mi varita y señale en dirección de los slytherin

—Furnuculus —antes de que ellos pudieran pestañear, el hechizo había aterrizado en ellos. Cientos de forúnculos hicieron acto de presencia en todo el cuerpo de los Slytherin.

Mi casa estalló en grandes carcajadas.

—Esto no ha acabado Malfoy, me las pagaran.

Y nos fuimos, dejándolos con grandes y feas cosas en sus cuerpos.












>>IMPORTANTE<<

Los forúnculos son muy comunes. En la mayoría de los casos son causados por las bacterias Staphylococcus aureus. También pueden ser provocados por otras bacterias u hongos que se encuentran en la superficie de la piel.

²EIDER Y LA CÁMARA SECRETA, golden trio era ✓ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora