Capítulo 1. Un Nuevo Desafío

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"Ciudad del Canto es la metrópolis más cosmopolita de la región occidental del continente. Aquí, la integración entre las diferentes especies se ha producido de manera natural y progresiva durante los últimos cincuenta años. La colaboración entre humanos y meskar nos ha permitido alcanzar la paz y prosperidad que otras regiones todavía no han logrado, y nos señala como ejemplo a seguir por todo el continente. Tenemos muchos casos donde ciudadanos de ambas especies, han decidido emprender una vida juntos. Del mismo modo, somos celosos defensores de esta armonía frente a cualquier amenaza separatista y seremos implacables para erradicar de nuestra sociedad, el odio, el prejuicio, la discriminación y el abuso que cualquier miembro o grupo de personas pretendan promover"-

La voz del alcalde Heron, se escuchaba fuerte por la televisión a esa hora de la mañana. El aparato había sido programado para encenderse temprano y despertar al profesor Zerek, quien había tenido un sueño apacible, pese a la incómoda inmovilidad de su pierna.
Al mirar alrededor, se percató que estaba solo. Su compañera Ziranna había salido. Lentamente se enderezó y al mirar a un costado, encontró una nota sobre la mesita de noche:

"Amor, salí a correr al parque como siempre. Después iré directamente al gimnasio. No quise despertarte. Descansa pequeño. En la cocina te dejé preparado el desayuno. Vuelvo pronto. Deséame suerte en el torneo. Ziranna".

El profesor sonrió. Aquel gesto amable le le hizo revivir recuerdos de una vida pasada, cuando todo florecía a través de sus ojos de niño.
- Bien, será mejor que me de prisa. No podría llamarme tu compañero si no estoy contigo en este evento tan importante, Ziranna - dijo para sí en voz alta. Con el cuidado de no forzar demasiado su pierna lastimada, se sentó al borde de la cama. Luego agarró sus muletas y se desplazó hasta el cuarto de baño. Con cierta dificultad, pudo desvestirse y tomar una relajante ducha.
- Vaya, esta vez sí que me hace falta algo ayuda- dijo para sí riendo, mientras recordaba cómo Narel lo había bañado como un niño. Tras un rato bajo el agua, se dispuso a vestirse. Al escudriñar su maleta en busca de ropa, encontró el adorno meskariano que le había comprado a Ziranna para la ceremonia en la municipalidad, y que nunca tuvo oportunidad de entregarle.
- Bueno, espero que a Ziranna le guste- declaró. Tras ponerse un atuendo simple, un short para comodidad de su pierna inmovilizada, y una camisa de manga larga para el frío, disfrutó del desayuno preparado por su patner. Unos emparedados de carne y un par de huevos fritos, con un delicioso tinto y leche.
- Je je je. Esto se ve delicioso. Gracias Ziranna- dijo el profesor mientras disfrutaba cada bocado. Tras unos minutos de haberse sentado a comer, su comunicador empezó a sonar.
- Maldición, por que tenía que dejarlo al otro lado de la habitación- dijo en tono de frustración. Luego de ponerse de pie nuevamente, caminó con ayuda de sus muletas hasta alcanzar el aparato.
- Habla Davor.
- ¡Hola pequeño! ¿Como va tu pata? Je je je.
- ¡Arquenes! La recuperación ha sido más lenta de lo que quisiera. Tú como estás.
- Estoy bien, esperando que me cuentes los detalles de tu primera noche como pareja de Ziranna je je je.
- Ja ja ja... Estás loco si crees que voy a compartir detalles íntimos de mi vida. Disculpa. Estoy algo retrasado y el torneo está por empezar.
- El torneo. Es cierto. Y ¿por qué no fuiste con Ziranna?
- Se marchó antes de que yo me despertara. Seguramente pensó que sería mejor para mi pierna quedarme a descansar. Supongo que el gimnasio, no es un buen lugar para alguien con muletas. Podría tropezar y ser aplastado. Pero la verdad, quiero estar con ella apoyándola en el torneo. Y además, estoy aburrido de no poder moverme.
- Grrr... Entiendo. Pero por tu bien, deberías hacerle caso a la señorita y tener paciencia muchacho.
Davor, pese a las dificultades, no quería dejar pasar esta oportunidad tan importante para Ziranna. Sin resignarse entonces, le dice a su colega agente.
- Arquenes, te propongo un trato. Si me llevas al torneo, te contaré todos los pormenores de mi primera noche de amor con una meskar.
-Grrr... No lo sé- respondió Arquenes, para luego mantener un largo silencio. Davor extrañado, se apresuró a agregar:
- Lo haré mientras disfrutamos una gran botella de vino.
- Grrrrrrr... ¡Hecho! Paso por ti enseguida- sentenció finalmente el meskar.

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