29.12.2014
Todos mis días se han convertido en una rutina que me niego a cambiar.
Me despierto por la humedad de la almohada, que no puede asimilar la tormenta que cae sobre ella cada noche, empapando con mis lágrimas como agua y sustituyendo los truenos por mis llantos.
Todas las mañanas son frías, una brisa de aire helado me congela el corazón cada día un poco más, e así me llaman, la insensible, la callada, el ser sin corazón.
¿No sabéis que el hielo quema? El humo de los cigarrillos me condena, dibujando con el humo de cada calada tu perfecta sonrisa y llevando mi ser hacia lo más parecido a la desesperación.
No puedo evitar el mirarme al espejo y no verte tras de mi, agarrándome por la cintura o apartando el pelo de mi cuello y deslizando tus labios como si quisieras borrarme los lunares. Escucho el eco de cada beso, y mi piel ilusa, aún presiente cada caricia.
Tirada en la cama escuchando "Triste canción de amor" y plasmando cada verso del gran Sharif, como si fuera yo quien la dedica. En mi habitación lo único que queda tuyo, es mi corazón y tu ausencia.
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Untitled
SonstigesNo son cuentos. No son historias. Son pensamientos y sentimientos derivados de cada una de las experiencias y momentos de mi día a día.