Untitled XXXVIII

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09.10.2015


Cuando te veo dormir pienso,

que toda persona merece

aunque sea por un segundo,

observar la calma que desprendes.

Verte dormir es entonces,

el alegato que justifica la paz

que esconden cada uno de tus bostezos.

Podría pasarme el día observándote,

pues no hay sonrisa en el mundo

que ilumine mis días tanto como la tuya.


Ahora que se acercan las frías noches de otoño,

imagino constantemente tus calientes manos

acariciando mi piel al mismo tiempo que curan,

todas y cada una de mis heridas.

Que no daría yo,

por ver cada día esos ojos verdes

que alejan mis pesadillas,

y me erizan la piel.


Cuando la cosa trata de ti,

no imagino tal final

que el de volver a empezar;

te quiero, y te quiero

de nuevo,

en todos mis días

y sus largas noches.

Prometo que cada día,

será 14 de febrero,

con la misma ilusión

que Nochebuena,

y sentirás el mismo calor

que en la verbena de San Juan.


Te he querido, y sabiéndolo,

lo he intentado de mil formas;

de lado,

arriba,

abajo,

de frente y a escondidas,

pero he descubierto

que donde mejor me quedas,

es dentro.


Estás hecho a mi medida,

así que déjame decirte

que las sonrisas,

son más bonitas

si eres tú,

y de cerca

el propietario.


Ojalá algún día,

puedas verte con mis ojos

entonces entenderás,

todo lo que te escribo.

Es en tus pecas,

donde me pierdo

y en tus brazos,

donde siento

seguridad.


Porque eres el "nada"

y el "todo",

eres mi tiempo,

que baila al son de tus latidos.


Eres mi inspiración,

y sin ti esto,

no habría sido escrito.





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