Capítulo I

11 1 0
                                    

Corría el año 1.297 en Throndill, en la ciudad de Marwath, todo estaba tranquilo, era un día soleado y bastante normal. Aquí presentamos al protagonista de esta historia, Yattak, un hombre de 23 años, casado y con dos hijos. Tenía el pelo corto y castaño, con ojos verdes, algo de barba, y siempre iba armado, ya fuera con arco o con espada, entre muchas otras armas, pues era guerrero, el mayor de todos los de Marwath. Era respetuoso, amable con los demás, menos con sus enemigos, a los que mataba de la peor forma posible. Era muy creativo y estaba en contra del dominio de los dioses en Throndill.

Mientras Yattak leía un libro, su esposa, Haskya, estaba montando a caballo en el jardín de su casa mientras sus dos hijos, un niño y una niña, la observaban para aprender

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras Yattak leía un libro, su esposa, Haskya, estaba montando a caballo en el jardín de su casa mientras sus dos hijos, un niño y una niña, la observaban para aprender. Sin embargo, las murallas empezaron a ser golpeadas de una extraña forma, y los guardias, extrañados, subieron para ver que estaba pasando. Cuando el primero de los guardias subió a lo alto de la muralla, un Drekko saltó y se abalanzó sobre él, para atravesarlo segundos después y así matarlo mientras más Drekkos escalaban la muralla mientras otros la intentaban tirar abajo. Cuando los guardias ya estaban preparados para sobrevivir a un asalto más, fue tarde, las zarpas de un dragón arrollaron varias casas de la zona mientras los ciudadanos gritaban aterrorizados y huían del lugar. El dragón era de color rojo sangre, con ojos brillantes, al contrario que los demás dragones, tenía patas delanteras, y estas no formaban parte de las alas como la gran mayoría de dragones. Estaba encadenado, por lo que se podía deducir que lo habían esclavizado, y quizás maltratado desde que este era una cría.

La criatura comenzó a quemar la ciudad mientras los Drekkos atacaban a los guardias y a ciudadanos sin piedad por ordenes del Rey Drekko, que estaba observando todo desde la parte más alta de la muralla con una sonrisa en la cara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La criatura comenzó a quemar la ciudad mientras los Drekkos atacaban a los guardias y a ciudadanos sin piedad por ordenes del Rey Drekko, que estaba observando todo desde la parte más alta de la muralla con una sonrisa en la cara. Yattak corrió junto a su familia, pero en ese momento, una de las torres de Marwath cayó sobre ellos, aplastando a su esposa y a sus hijos, dejando vivos al caballo, que quedó atrapado bajo los escombros y a Yattak, que quedó igual que el animal, dejándolo inconsciente. Tras varios minutos, Yattak despertó, sólo para encontrarse al caballo completamente negro relinchando bajo los escombros. El hombre trató de liberarse, y pudo hacerlo, aunque tenía varias heridas en la pierna izquierda, y en su brazo derecho, dejando un pequeño rastro de sangre mientras iba a ayudar al caballo. Un cuerno enano resonó con eco por la ciudad, indicando que estaban llegando refuerzos mientras un Drekko se acerca a Yattak. Este se sobresaltó al verle, pero desemvainó su espada a tiempo para parar un golpe del Drekko. Con todas sus fuerzas, Yattak atravesó al Drekko, pero no fue suficiente, pues la raza de los Drekkos eran muy resistentes, aunque lo Drekkos Iangereon no lo eran tanto.

–Por lo que veo, nunca te has enfrentado a un Drekko... No sabes nada sobre nosotros... –murmuró la criatura, la cual hablaba mejor de lo normal,  agarrando del cuello a Yattak y alzándolo hasta su altura mientras este se asfixiaba.

En ese momento, un enano atravesó con sus dos espadas al Drekko, haciendo que Yattak cayese al suelo mientras más enanos llegaban para matar a este y a todos los demás. Yattak aprovechó el momento y corrió para ayudar al caballo. Este levantó los escombros con todas sus fuerzas, dejando escapar al caballo, que al salir de ahí, tenía una gran y profunda herida en su pata derecha situada en la parte trasera.

Varios elfos cubiertos con un gran manto rojo llegaron a la ciudad para ayudar a Marwath mientras Yattak y el caballo huían del lugar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Varios elfos cubiertos con un gran manto rojo llegaron a la ciudad para ayudar a Marwath mientras Yattak y el caballo huían del lugar. Unas dos horas después, se escuchó como el dragón caía muerto cerca de la ciudad blanca de Marwath, haciendo entender a los ciudadanos escondidos que habían ganado aquél asalto por parte de los Drekkos. Yattak salió de su casa sólo para encontrarse su ciudad derrumbada, repleta de cadáveres de enanos, elfos, humanos y Drekkos, con polvo flotando por todos lados. Yattak se acercó a aquella torre que había caído sobre su esposa e hijos, se arrodilló y comenzó a llorar por ellos, todo esto, sin decir ni una sola palabra, pues no se sentía con fuerzas para ello. El caballo, cuyo nombre era Weathla, elegido por su hija, se acercó a él cojeando mientras se desangraba poco a poco, y después, se desmayó allí mismo. Los doctores tardaron tres días en curar al caballo, el cuál habían comprado recientemente para enseñar a los niños a montar a caballo, por lo que ahí Yattak se enteró de que era una yegua. Aquél animal era lo único que le quedaba a Yattak para poder recordar a su familia, por lo que estuvo dos años cuidando de la yegua, dándole todo lo necesario y tratándola bien. Pero un día... Mientras revisaba la biblioteca de Marwath, encontró un extraño libro en una de las estanterías. El libro era bastante extenso, las páginas estaban amarillentas por los años que estuvo ahí, tenía varios marcapáginas de distintos colores y la cubierta de este estaba desgastada y era de un color rojizo. Yattak decidió llevarse ese libro a su casa, pues le dió curiosidad. Este contenía varios idiomas para aprender, un bestiario conformado por dibujos de las criaturas y secretos sobre estas. Mientras Yattak pasaba las amarillentas y desgastadas páginas del libro, leyendo un poco las cosas, abrió una sección con los mayores secretos de los dioses de Throndill. Esto le impresionó y decidió leer un poco sobre Garenthol, un dios cuya personalidad no concordaba con su trabajo, que se trataba del mal y el dolor, Wiknia, la diosa del agua y Jatillah, el dios de la muerte. Jatillah era educado, muchas veces amable, pero debido a su función como dios, todos le despreciaban, igual que a Garenthol, por eso estos dos eran tan buenos amigos. Mientras leía algo extrañado aún, Yattak se encontró con un nuevo secreto de Jatillah y este lo leyó en voz alta al no creerselo:

-Resurrección de muertos y vida eterna... -leyó Yattak impresionado y viendo la oportunidad de traer de vuelta a su familia.

Historias De Throndill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora