Capítulo VI

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-Espera... ¿Capitán? ¿De qué eres capitán? -añadió el enano.

-Capitán De Batalla de Marwath. -respondió Yattak guardando la espada.

-¿Y qué busca por Gaella Capitán Yattak? -preguntó Lukassy.

-He venido para una aventura, y llegué a Gaella para tener refugio almenos una noche. -explicó este.

-Ooh, ya veo, bien, nuestro Rey le dará permiso para refugiarse aquí. -dijo el enano.

-Si quiere, le podremos dar refugio en mi casa, así nos podrá contar su experiencia con el unicornio y sus azañas como capitán. -añadió Lukassy con una sonrisa.

-De acuerdo, aceptaré encantado. -

-Llevamos un día entero persiguiendo al Capitán y no hemos encontrado nada, los caballos están cansados y nosotros también. -añadió uno de los guardias de Marwath.

El grupo se encontraba en un valle en el que el color verde predominaba, con varios árboles y un bosque oscuro a la izquierda, además de montañas nevadas al frente que cortaban el paso.

-Si no aguantáis ni un día caminando no estáis hechos para sobrevivir en las tierras salvajes de Throndill

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-Si no aguantáis ni un día caminando no estáis hechos para sobrevivir en las tierras salvajes de Throndill. -contestó Rothell.

-¿No decías que te lo dijo un extraño en una taberna? -preguntó otro de los guardias.

-Sí, me lo dijo, dijo que lo vio claramente. -respondió el guardia sintiéndose extrañado.

-Sería un borracho, pero ya que estamos por aquí, deberíamos seguir buscando. -dijo Rothell.

-Más adelante hay montañas qur nos cortan el paso, solo podemos cruzar el bosque. -

–Pues eso haremos. –decidió Rothell dirigiendo a su caballo blanco hacia el bosque.

Al adentrarse, la luz del sol desapareció, como si se hubiese desvanecido por las sombras de los árboles. El paisaje parecía ser un bosque de taiga, pero con una extraña y espesa niebla de color verde oscuro que no dejaba ver nada a unos 5 metros de distancia.

–¿Dónde estamos...? –preguntó uno de los guardias que ya estaba mareado.

–Seguid caminando, en algún momento saldremos de aquí... –ordenó Rothell caminando sin casi aire por culpa de la niebla y la oscuridad que había dentro del bosque.

El grupo caminó durante algunas horas, encontrando cadáveres de conejos asfixiados y ciervos en los huesos que habían sido devorados.

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