Capítulo XII

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Rothell, Vallynnoth y los demás caminaron durante horas bajo la luz del día y el calor que hacía ese día, sin caballos, solo con la mascota de Vallynnoth siguiéndolos, y en la que Vallynnoth no quería montar por respeto a los demás. En ese momento, al girar la vista, uno de los guardias miró hacia su derecha, pudiendo ver un reino amurallado, con un gran castillo de siete torres y todo con un color de tono gris oscuro.

-¡Capitán! ¡Chicos! ¡Un reino! -exclamó el guardia señalando al lugar.

-¿Nos vamos a alojar allí? -

-Eso ni se pregunta, Fynneth. -dijo Rothell poniéndose delante de todos, dispuesto a caminar hacia el reino.

-Si mis cálculos son correctos, esto debería ser Elther. -añadió Vallynnoth.

El grupo caminó hacia las grandds puertas de madera del reino, guardadas por dos guardias con armaduras de color azul oscuro y bandas doradas, además de plumas blancas en los hombros, que parecían ser de grifo.

-¡Alto ahí! Identificaos. -añadió uno de los guardias de la ciudad haciendo una cruz con su lanza y la del otro guardia delante de la puerta.

-Somos de Marwath, estamos en una misión y buscamos resguardarnos aquí, en Elther. -explicó Rothell.

-Esto no es Elther, es Dynnor. -dijo el guardia.

-Pues mis cálculos no eran correctos, no. -murmuró Vallynnoth mientras los guardias del grupo se reían por lo bajo.

-Sí, pero ahora el que queda mal soy yo. -le susurró Rothell.

-Bueno, pueees... Venimos a ver si podemos alojarnos en Dynner... -dijo Rothell justo antes de ser interrumpido.

-Dynnor. -aclaró el guardia aún con la lanza tapando la entrada.

-¡Eso! ¡Dynnor! ¡Sí! -exclamó Rothell.

-Pues eso, ¿podemos alojarnos aquí una noche? Hemos perdido los caballos, es una historia muy larga. -

-Eso lo tenéis que hablar con el rey. -dijo el guardia.

-Siempre hay que hablar con un rey antes de poder pasar una mísera noche en una casa enana y roñosa... -murmuró Rothell intentando no ser escuchado mientras los guardias apartaban las lanzas.

Los guardias abrieron las puertas de madera mientras el grupo observaba desde fuera el muro de piedra. Al entrar en la ciudad, escoltados por los guardias, la pudieron ver bien desde el interior, pudieron ver una plaza con una fuente en el centro y varias tiendas alrededor, como un mercadillo. Había cintas que llegaban desde varios de los tejados de las casas hacia la parte más alta de la fuente, además de que habían músicos en la calle con túnicas rojas y plumas blancas en los hombros y el cuello de la túnica. Uno de ellos tocaba una especie de guitarra que Rothell y los demás no habían visto nunca, pues sonaba igual que una normal pero tenía una textura parecida a escamas o algo parecido. Otro de ellos tocaba la trompeta y otro una especie de flauta, provocando un sonido que a Vallynnoth casi le hacía sangrar los oídos.

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