Te prometo que...

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Capítulo XXXIV











-¿Te pasa algo? -Preguntó Katsuki.

-Estoy bien. -Respondí seria.

La verdad estaba tensa, no sabía como iba a resultar esto, no sabía que iba a pasar, sin que se diera cuenta lo miré poco a poco por el rabillo del ojo, ¿qué estaba planeando?, ¿porqué de pronto se portaba así? No tenía ningún sentido.

-Katsuki.. -Rompí el silencio.

-¿Humm? -Respondió.

-¿Por qué pediste un cambio a Múnich? -Pregunté dudosa.

-¿Tu por qué crees? -Respondió burlándose.

-Es que no tiene sentido. -Respingué pensativa.

-No necesariamente debe tener un sentido, pero lo que piensas es correcto. -Dijo serio, mirándome, fingí no darme cuenta.

-¿Por qué decidiste esto? -Pregunté, la verdad aun estaba algo desconcertada por salir así del hotel.

-Solo cállate y verás. -Exclamó.

Lo miré intentando que no se diera cuenta, parecía tranquilo, su expresión era todo un poema, casi nunca tenía ese gesto de tranquilidad en su rostro, ¿qué demonios le pasa?

-Es aquí. -Dijo mirando por la ventana.

El auto se detuvo y salió de él, al salir también me di cuenta del lugar donde nos encontrábamos mi corazón se aceleró.

Era un pequeño restaurante, muy, muy lujoso, había escuchado que no era fácil conseguir una mesa en este lugar, la mejor comida y la mejor vista de la ciudad.

-¿No es este.. -Pregunté dudosa, pero fui interrumpida por él.

-Así es. -Respondió serio. -Vamos.

Una amable señorita nos condujo a la mesa que se nos había asignado, no podía dejar de pensar en por qué mierda Katsuki se estaba luciendo de esta manera, me enfermaba hasta cierto punto, quizá no debí aceptar nada, quizá debí decirle a River que me reemplazara, no lo sé, aunque también tenia algunas dudas respecto al extraño comportamiento que estaba teniendo, me sentía desconcertada.

Después de ordenar charlamos de trabajo y trivialidades...

-No sabía que habías tenido tantos problemas. -Continué con la charla.

-Si, los tuve, pero no fue la gran cosa. -Respondió engreído.

-Escuché sobre eso en las noticias hace un tiempo, pero igual pensé que todo había salido bien. -Dije atenta a la charla.

-El juicio fue algo que no se hizo público. -Respingó y tomó de su bebida.

-¿Porqué? -Pregunté.

-Por que la gente es morbosa Ochaco, así es la sociedad, no quería andar en chismes sobre si hice bien mi trabajo o no, salvé a quienes podía salvar. -Dijo Explicando la situación.

Pensativa lo miré, tenía razón, hasta cierto punto, como héroes debemos considerar la vida de la mayor cantidad de personas posibles, después de todo nos convertimos en héroes de rescate y nuestra prioridad siempre serán las vidas de los habitantes.

-Entiendo, tienes razón, lo siento. -Dije algo desanimada.

-Tranquila cara redonda, es un tema delicado, lo sé. -Despreocupado respondió.

-¿Quieres dejar ese maldito apodo de una vez? -Respingué levantando una ceja.

-Antes te gustaba. -Engreído respondió.

¿Cómo pasó esto? -  Kacchako - KacchacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora