Catching Feelings [Jeon JungKook][+18]

Capítulo 66

La región de mi vientre que había sido atravesada por aquella filosa arma blanca ardía demasiado; tanto, que el dolor se hacía casi insoportable. Mantenerme sobre mis dos pies me era casi imposible, porque mi cuerpo entero se estaba debilitando. Mis piernas parecían que en cualquier momento se iban a adormecer.

La sangre caliente brotaba de la herida, pero al pegarse la ropa húmeda por la misma a mi piel, me daba un poco de frío. Qué ironía que aquella sensación de calidez abrasadora, viniese acompañado de aquel dolor punzante en mi estómago.

Cuando mis piernas fallaron un poco, mi cuerpo no llegó a tocar el suelo porque unos brazos cálidos y reconfortantes frenaron mi caída, y me sujetaron con fuerza. Levanté mi cabeza un poco, aun sabiendo de quién se trataba. Cuando mis ojos se reunieron con aquellos ojos castaños, sonreí un poco porque recordé aquellas palabras que antes me había dicho: «Nunca te dejaré caer, así sea yo el causante de tu caída».

Mi piel estaba fría, como todo este tiempo lo había estado, así que no era ninguna novedad. La cálida herida escocía mucho, y no podía dejar de pensar en eso, por más que Jungkook me tuviese entre sus brazos y se sintiese bien.

—Mel—Su voz susurrada fue música para mis oídos. A pesar de que estaba un poco mareada le observé, viendo como sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas y como algunas ya se habían escapado—, no puedes dejarme—suplicó con los ojos enrojecidos—. Prométeme, júrame que no lo vas a hacer.

Tragué grueso, observando como su rostro se descomponía al verme de esa forma; estaba angustiado. Sentía como si algo en mi interior estuviese succionando lentamente mis energías, dejándome en un estado deplorable. Me era difícil hablar, porque por más que pensaba mencionar algo todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo se estaban durmiendo poco a poco. El proceso, a pesar de que yo lo catalogase como lento, sabía que estaba siendo demasiado rápido. Me era complicado hasta poder conformar una oración, ni siquiera podía decir una palabra. Me pesaban los ojos y ni siquiera tenía fuerzas para seguir manteniendo el cuello estirado para observar a Jungkook.

Me las ingenié para alternar la vista entre todos mis amigos, porque a pesar de que las energías abandonaban mi cuerpo lentamente, no podía simplemente irme sin ver sus rostros por última vez. Gruesas lágrimas brotaron de mis ojos, rodando por mis sienes hasta perderse en mi húmedo cabello. A pesar de que estaba sudando, tenía un poco de frío, un frío que ya ni los brazos de Jungkook a mi alrededor eran capaces de frenar.

—Dijiste que saldríamos de esto juntos—susurró Jungkook apretándome un poquito y aspiré el delicioso aroma varonil que él desprendía. Mi pecho se encogió al ver lo devastado que estaba, y aunque quisiera que mi corazón latiese fuerte por él, en las condiciones que me encontraba mi corazón latía con una debilidad escalofriante. Incluso podía sentir que me estaba quedando sin oxígeno lentamente.

—¿No va a morir, verdad? ¿Ella no va a morir, cierto?—preguntó Jhope, sonando tan angustiado y triste que mi corazón se estaba partiendo en mil pedazos.

Escuchar su voz realmente me trajo muy buenos recuerdos. Uno de ellos fue cuando le vi por primera vez. Recuerdo que quedé fascinada con su sonrisa resplandeciente, su buena vibra, su peculiar sentido del humor. Él fue el primer amigo que hice cuando llegué al Internado; la primera persona que confió en mí cuando todos desconfiaban fue él. Tuvo tanta empatía que realmente no sé, si realmente se trataba de una persona o un ángel. Fue en su hombro en el que me apoyé todas esas veces que lloré por Jungkook; todas esas veces que me sentía al borde del colapso por culpa de mi corazón roto.

—Mel no puedes dejarnos. N-no puedes…no lo hagas…L-lo s-siento mucho.

Esta vez fue Kate quien habló, con su voz un poco quebrada. No la miré, pero sí lloré al escucharla porque también acudió a mi mente aquella adolescente sonriente, con voz grave, cabello ondeado, actitud optimista…Realmente Kate me cayó bien de manera instantánea y no pude evitar encariñarme con ella rápidamente.