Capítulo 14

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Narra Enola:

Había pasado creo que media hora y yo aún seguía en la cama, mirando al techo. No quería pensar en nada. Quería olvidarme de todo lo que ocurrió hace unos minutos, pero sabía que sería imposible olvidarlo...

De repente oí cómo la puerta se abría. Empecé a sospechar de que fuera Andy.

Noté la puerta volver a cerrarse y escuché:

-¿Enola?- sí, era Andy.- ¿Puedo hablar contigo un momento?

Su voz estaba alejada de la cama. No pronuncié palabra y me giré de lado hacia la pared. No quería hablar con nadie en ese momento, pero necesitaba oír lo que me tenía que decir.

-Oye... Siento... Mucho lo que hice antes.- me dijo apenado. Yo, como antes, no dije nada.- He sido un gilip*llas diciendo aquello... No quería echarte la culpa pero...

Estaba nervioso, notaba como su voz se ponía temblorosa con cada palabra que decía.

-Aagg, ¿de qué me sirve disculparme? Sé que no me perdonarás nunca... Te conozco demasiado bien...

Yo aún seguía mirando a la pared concentrándome en las palabras de Andy y, al final, le dije:

-¿De verdad tengo yo la culpa?- yo ya sabía que no la tenía, pero quería oír qué iba a contestar Andy.

-¡Claro que no!- dijo sentándose en el borde la cama.- Fue el cabr*n de Samuel. Tú no eres responsable de nada.

Se puso a acariciarme el pelo mientras decía aquello y, sin darme cuenta, una lágrima salió de mi ojo. Como vio que yo no respondía, se acostó a mi lado y me abrazó fuerte. Noté como se acercaba a mi oído y me susurró:

-Lo siento...- Admito que mis mejillas su pusieron coloradas cuando hizo aquello.- Lo siento muchísimo...

Después de decir eso, se quedó ahí, abrazándome fuertemente y acariciando mi pelo.

Estaba a gusto a pesar de que antes me haya gritado. Apoyé mi cabeza contra su pecho y le abracé el brazo que estaba rodeándome el estómago en señal de que le perdonaba.

Y así, casi sin enterarnos, nos quedamos dormidos. Olvidándonos un poco de todo.

Narra Janet:

Había llegado la noche y yo estaba congelada de frío en el suelo, aún con mis manos y pies atados. La lluvia se estaba colando por el sótano y estaba empapando todo el suelo. El viento también entraba en el sótano y era tan fuerte que mi pelo se revolvía continuamente.

Yo estaba en posición fetal, intentando entrar en calor. 

Con este frío era casi imposible dormir. Me quedé invadida por mis pensamientos y miré detenidamente mi traje: Estaba sucio, con algunas partes rajadas, manchas de barro... Estaba hecho un desastre.

Miré mis pies y vi que estaban destrozados. Tenían heridas en la planta de los dos pies, estaban sucios por el barro, tenían un par de hojas de árboles y un par de heridas por detrás del pie por culpa de los tacones.

Luego miré mis manos. Estaban sucias y con rastros de polvo y tierra en ellas. 

Mis piernas estaban completamente dormidas por estar en la misma posición durante horas. Más de una vez intenté levantarme para poder estirarlas, pero siempre acababa cayéndome o, simplemente, no conseguía apartar mis piernas del suelo.

Cuando intentaba acercarme a la puerta o a las escaleras arastrándome (cosa que era casi imposible), siempre acababa unos pocos metros más adelante de mi sitio en el que estaba antes.

Broken Mirror (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora