22| ¿De qué lado estás?

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Noha tenía una gran habilidad: Podía ponerla de cabeza, esfumarle la cordura, volverla delirante y silenciosa, recostarla sobre su pecho desnudo y llamarla arte.

Sí, era un completo truco de magia, porque ahí, recostada contra su piel, siendo acariciada por sus grandes manos, se sentía poderosa, perfecta, radiante, como si todos sus defectos se hubieran esfumado.

Se quedó dormida sin pensar, solo cerró los ojos y se dejó ir.

A la mañana siguiente se despertó en una enorme cama acolchonada que la tenía abrazada como si las telas fueran plumas. Poco a poco abrió los ojos, intentando acostumbrarse a la radiante luz del sol que entraba por los cristales. Afuera la lluvia había cesado, dejando la tierra mojada y el aire con un aroma exquisito.

Kriss estiró los brazos, buscando a Noha, pero no dió con él. Se sentó lentamente en la cama para hallarse sola, desnuda, y con el cabello completamente alborotado. Durante un par de segundos un pinchazo en el pecho la llenó de una decepción que no llevaba nombre, hasta que, sin previo aviso, pudo escuchar claramente el agua de la ducha corriendo.

Revivió, dando por hecho que no la había dejado del todo sola, y se levantó de la cama en su búsqueda. Anduvo descalza, sin un solo pequeño trozo de tela cubriendo su cuerpo. La habitación de Noha era del mismo tamaño que la suya, casi podía asegurar que tenía la misma distribución, pero los muebles de ésta eran más crudos y masculinos, como si resaltara su nombre.

Entró en el baño lentamente, cuidando no hacer ruido. Cuando su mano se colocó en la puerta de cristal, Noha se quedó petrificado en el sitio, como si esperara que fueran a atacarlo en cualquier segundo. La piel se le erizó y sus puños se prepararon para atacar, pero, todos sus músculos se relajaron cuando unos delicados dedos comenzaron a rodearle el cuerpo por detrás.

Cerró los ojos, maravillándose con la sensación de tenerla cerca y apresó sus manos con las suyas, como extrañando su calor.

Kriss se pegó completamente a su espalda, sintiendo el agua que comenzaba a mojarla a ella también. Era fresca, perfecta al contacto del calor que comenzaban a transmitir.

De un tirón Noha se volteó y tomó desprevenida a la mujer mientras comenzaba a devorarle la boca. Ella sólo atinó a sentir su fuerte pecho masculino apresándola contra la pared, acorralándola para que no pudiera escapar de su agarre.

Se besaron con fuerza, con ganas, con lujuria. Se besaron recordando cada una de las veces que se tomaron la noche anterior. Se besaron como si llevaran la vida entera conociéndose los cuerpos, como si sus almas llevaran el destino de fundirse.

-Ahora tienes una buena historia que contar cuando te pregunten cómo fue tu primera vez-susurró Noha contra sus labios, antes de volver a intensificar el beso con la lengua.

Kriss levantó las piernas de un salto, enrollándolas en su cadera y provocando que su duro y mojado miembro la tocara. Lo escuchó soltar un gruñido mientras se apoderaba de sus nalgas para restregarla contra él.

-Necesito ir a la ciudad, Kriss. No hay tiempo-se quejó Noha aun sin soltar sus labios.

Cristina se movió con más fuerza.

-Uno rápido-le suplicó enterrándole las uñas en la espalda, incitándolo para que la volviera a hacer suya.

Y lo hizo. Se enterró en ella de un solo golpe, tomándola por sorpresa, mientras disfrutaba lo húmeda que estaba para él. Se endulzó con sus gemidos mientras la empujaba más contra la pared. No fue tierno ni dulce, sino sensual, caliente y excitante. Era sexo crudo y mojado.

El Juego de Noha |Juegos De Seducción I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora