06| Vestido Rojo.

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Media noche tenía un ambiente increíble. Había una multitud de gente esperando en la entrada y otra, aun más grande, que brincaba en la pista de baile. El ambiente lucía oscuro y sensual. Era el lugar al que uno asistía para buscar pareja, así de simple. A los laterales habían cabinas privadas donde la magia sucedía y chicas bailaban provocativamente intentando mantener a todos inspirados.

Kriss y Rubí se limitaron a estar en la barra, pidiendo margaritas con mucho tequila, mientras los ojos de la rubia no dejaban de barrer el lugar en busca de alguien que simplemente se le hiciera familiar.

No sabía si Noha finalmente iría, pero una parte de ella presentía, que si se lo pusieran en frente, lograría reconocerlo. La sangre se le calentaba en cada centímetro del cuerpo cuando saboreaba la idea de verle el rostro.
¿Sería guapo?, ¿de que color tenía los ojos?, ¿que tan largos eran sus dedos?

-¡Por La Gran Maravilla Del Mundo!-gritó Rubí, mientras levantaba su cuarta margarita al aire.

-¡Por La Gran Maravilla Del Mundo!-coreó Kriss, alzando su bebida.

Se tomaron lo que les quedaba de un solo sorbo, y ambas sintieron como de a poco el alcohol se apoderaba de sus sentidos.

El barman rápidamente les puso en frente una botella de tequila tres sombras. El liquido se veía de un dorado exquisito y brillante, tan caro y exclusivo, que los ojos de ambas se abrieron enormes.

-Nosotros no pedimos esto-señaló Rubí, con el ceño fruncido.

Un escalofrío le subió por la columna a Kriss, como si tuviera una mirada clavada justo en la piel que dejaba libre el escote en su espalda.

-Se los manda el hombre de gris-dijo el barman, acercándole a Kriss dos papelitos bien doblados.

Los dedos le cosquillearon cuando los tomó. Siguió sintiendo como unos ojos la veían. En la parte de arriba llevaban escrito:

"Abreme"

"Abreme cuando estés sola".

Sonrió de lado con coquetería y diversión. Finalmente Noha tenía buen sentido del humor.

Movió los ojos por el lugar, en su búsqueda, pero la verdad es que había mucha gente ahí, y no encontraba a ningún hombre de gris que le diera a entender que era él.

-¡Creo que le gustaste a alguien!-gritó Rubí, presa del tequila en su sistema y del asombro del momento.

-Parece que sí-susurró, pero la música estaba tan alta que no supo si la respuesta le llegó a su hermana.

Sus ojos seguían buscando a Noha. Había una necesidad sin nombre que le pedía a gritos que lo encontrara, que detallara sus ojos y llenara aquel hueco oscuro en su mente en el que iba su rostro y su cuerpo.

Mientras Rubí se puso a abrir la botella, ella se encargó del primer papelito. Lo desdobló lentamente, imaginando que tocaba su piel de hombre, y se encontró con un frase pulcramente escrita:

"Te luce hermoso ese vestido rojo, Kriss. Si fuera más débil, ya no lo llevaras puesto".

Él la había visto, en verdad había delineado su cuerpo. Noha sabía quien era ella, y eso, de alguna forma ciertamente extraña, la excitó. Fue como si algo en ella brincara de la emoción por tener una pista que le indicara que era real, que existía y que había una posibilidad latente de tocarlo.

Pensando que aun tenía los ojos en ella, volvió a doblar el papelito y guardó los dos en su sostén. Llevaba la suficiente cantidad de alcohol encima, como para sentirse valiente e intrépida.

El Juego de Noha |Juegos De Seducción I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora