23| NOHA.

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Noha se paseó por el departamento con las manos en la cabeza, en un intento por calmar los nervios que comenzaron a atacarlo como una bocanada de aire congelado, de ese que paraliza el alma y hace que se dejen de sentir los dedos.

Su hermano lo miraba con los brazos cruzados y una ceja alzada. Llevaba la típica sonrisa relajada que Alexander Volkov nunca dejaba en casa y los ojos brillantes que Noha sabía muy bien que guardaban varias burlas dirigidas a su nombre.

-Bien, creo que se te está cayendo todo el teatrito que montaste-señaló Alex recargándose contra el sofá. El hombre frente a él detuvo sus pasos para regalarle la mirada más aniquiladora que llevaba en su repertorio de esa noche.

No estaba de humor para los jueguitos tontos de su hermano, ni para su forma absurda de volver pequeños los problemas que nacían en el mismísimo infierno.

Ambos habían sido entrenados para matar, para ver correr la sangre de los enemigos por entre sus dedos. Muchas veces se habían peleado durante horas solo parar ver quién triunfaba en un combate cuerpo a cuerpo, y después de algún que otro hueso roto, los guardias de su padre siempre terminaban separándolos.

-Dean Byrne está muriendo frente a tus ojos-agregó el rubio, agregando al final una nota macabra para acentuar su punto.

Noha apretó los puños, buscando fuerzas para contenerse, aunque muy en el fondo, dentro de sus entrañas, sabía que Alexander tenía la razón: si todos sus secretos llegaban a oídos de su padre, tendría que desaparecer, perderse en el olvido y convertirse en nada, porque la traición, para Federik Volkov, se pagaba con la muerte.

-Tienes que ir a hablando con Cristina, preparándola para la verdad.

Noha soltó un suspiro largo mientras se volvía a llevar las manos con cansancio a la cabeza.

-No la quiero perder, Alex-soltó con rendición, sabiendo que, a fin de cuentas, ese hombre en el sillón era la única persona que sabía todos los secretos que componían el rompecabezas de su alma.

Alexander se encogió de hombros.

-Noha, cada una de las cosas que has hecho mal en tu vida te están persiguiendo. En éste momento la mayoría de los enemigos de la familia saben de su existencia. Cada segundo que pasa hay más gente detrás de tu punto débil.

-Tengo a Petter y a todo mi equipo de seguridad cuidándola.

-Sigue existiendo la posibilidad de que puedan hacerle daño, y tú lo sabías, siempre lo supiste, pero te encaprichaste con esa mujer.

El cuerpo de Noha comenzó a hervir en rabia, cada uno de los poros de su piel se encendió como en si en él habitara el fuego de cientos de volcanes a punto de explotar.

-¡Maldicion!-gritó rojo de furia, dandole con el puño a los adornos que yacían en la repisa de la pared. Cientos de cristales volaron por el departamento y se estrellaron contra el suelo, haciendo correr la sangre que brotó de la mano a dolorida-. ¿Es qué nunca dejarán de meterse?

-Eres Noha Volkov, un arma de guerra. Claro que nunca dejarán de meterse.

Lo frustró la charla con Alexander, le caló el alma cada una de las cosas que había dicho porque sabía que eran verdad. Lo dejó tirado en su departamento antes de salir emanando humo rumbo al estacionamiento. Una nueva tormenta comenzaba a acercarse y tuvo correr debajo del agua para llegar a su coche.

Arrancó antes de pensar, navegando entre las carreteras de la abarrotada cuidad para eliminar los pensamientos que rondaban por su cabeza.

Los puños se le volvieron a poner blancos sobre el volante de solo pensar en la idea de que alguien que pudiera estar haciendole daño a Kriss. Aquella tarde, en el bote, escribió un mensaje a su equipo de seguridad buscando mantenerla a salvo, pero sabía que siempre existía la posibilidad de que las cosas no salieran bien.

El Juego de Noha |Juegos De Seducción I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora