—¡Hijikata, hace mucho que no venías!—Pensamos que nos habías abandonado.
—Ya estábamos considerando la idea de hacerte una visita.
Suspiró mientras encendía un cigarrillo y le daba una profunda calada, miró a todos aquellos hombres que lo rodeaban con sonrisas falsas y extrañas, asintió y les dio una sonrisa vacía. Lo sabía bien. Por eso había ido esa noche, sabía que si él no aparecía, ellos irían a buscarlo y no precisamente para hablar como viejos amigos. También consideró el posible riesgo para Kondou, Shougo y ahora también Yamazaki. No era estúpido, sabía bien donde se había metido.
—¿Y ese?
Señaló a un chico que probablemente tendría su edad, era muy bajo y con sobrepeso, lucia como un perrito perdido. Se movía de un lado a otro, llevando cosas, limpiando y obedeciendo todo lo que le decían los demás. Sonreía como si se tratará del mejor trabajo existente, él había iniciado de esa forma, todos los ahí presentes habían iniciado así pero ninguno lo había disfrutado tanto como lo demostraba aquel chico. El hombre con el que hablaba, Henpeita Takechi, le dedicó una de esas miradas vacías que lo caracterizaba antes de darle una vaga explicación.
—Es Sasaki Tetsunosuke, el nuevo adepto.
—¿Sasaki?
—Sí, es el hermanastro de Isaburo-san.
Hijikata dirigió sus ojos azules al chico, no se parecían en absolutamente nada pero... No, definitivamente, nada. Suspiró mientras sus ojos giraban alrededor del lugar, obviamente no iban a estar bajo el puente a la intemperie, estaban en una de las tantas bodegas abandonadas de la cuidad y que curiosamente le pertenecía al líder. Era grande y espaciosa, con algunos sofás, sillas y un viejo televisor. Una hielera con bebidas frías, una cafetera y un clóset donde ocultaban armas.
No era más que el típico escondite de una pandilla.
Su ceño se encontraba fruncido y sus ojos casi parecían adquirir un color rojo al estar tan molesto, delante de él y con una expresión en blanco, estaba su profesor menos querido. Gintoki no era exactamente un buen maestro, no estaba seguro ni de considerarse una buena persona pero no podía permitir que uno de sus alumnos pasará sus clases sin hacer absolutamente nada, pues no entregaba trabajos ni presentaba exámenes y ni siquiera fingía prestarle atención cuando explicaba algo.
Nuevamente, no era un buen maestro pero por motivos desconocidos no podía dejar a Hijikata así como así.
—Es un trabajo con plazo de dos meses, ese es tiempo más que suficiente, ¿no?
—Pues no lo hice.
Gintoki no estaba dispuesto a discutir por algo así, no solo porque era un chico mucho menor a él, sino por la increíblemente baja energía que poseía ese día. Suspiró mientras asentía, diciéndole en voz baja que lo esperaba en la sala de maestros después de clases, luego simplemente se dirigió a la siguiente fila para seguir revisando los trabajos. Hijikata chasqueó la lengua con fastidio y miró por la ventana, ignorando todo a su alrededor.
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¡Sakata-sensei! [Ginhiji]
RomanceÉl es un maestro flojo. Él es un alumno rebelde. ¿Cómo terminará su historia? >Ni los personajes ni las imágenes me pertenecen. Solo la historia. >Es Gintama, así que no le busquen mucho sentido.