¿Cuánto tiempo llevaba ahí?
Había visto siete amaneceres y ocho atardeceres... ¿O era al contrario? Bueno, llevaba más de una semana, aunque poco importaba cuando no sabía ni donde estaba. Era una casa enorme, estilo tradicional y apartada o tal vez en una propiedad muy grande, no sabría definirlo con exactitud. En cuanto el efecto de la droga, aún desconocida, había pasado, volvieron a noquearlo y cuando despertó, ya estaba ahí y nuevamente drogado.
Podía sentir, ver y escuchar pero no hablar ni moverse, imposibilitandole escapar.
—¿Hijikata-kun, ya estás despierto?
Shinsuke Takasugi...
Movió los ojos con desesperación, uno de los pocos movimientos que podía hacer, el hombre sonrió y terminó de adentrarse en la habitación. Era una habitación amplia, limpia y con buen olor, estaba sentado en una silla mecedora (colgada del techo) frente a la ventana abierta y detrás su futón. Habían sirvientes que se encargaban de cuidarlo; darle de comer, bañarlo, cambiarlo de ropa, acostarlo y levantarlo, entre otras cosas. Shinsuke se sentó a su lado, mirando el paisaje que él ya se había aprendido de memoria.
—Sabes, he estado esperándolo por mucho tiempo, él es un hombre complicado.
¿Esperándolo? ¿Él? ¿Quién?
Tal vez sus ojos dejaron ver con claridad sus dudas, ya que el mayor río divertido tras conectar miradas y luego miró de nuevo lo que sería su patio trasero, ahora veía de reojo su perfil. Hijikata tenía que reconocerlo, era un hombre guapo, su ojo verde brillaba con fuerza pero le transmitía un sentimiento de nostalgia combinada con dolor, tal vez de un pasado difícil. Dejó escapar un suspiro mientras volvía a centrar su atención en la naturaleza delante de él, era como la entrada a un bosque, era refrescante y bonito pero también parecía una cárcel.
—Enamorarse de tu maestro no es sencillo, hablo por experiencia.
¿Por qué hablaba justamente de eso? Escuchó nuevamente su risa, sabía que se había sonrojado, sentía el calor en su rostro pero era consciente de que no podía hacer nada. Shinsuke le revolvió el cabello con extraña delicadeza y luego le mostró una sonrisa triste, se sintió extraño, luego el mayor se despidió y se levantó para abandonar la habitación a paso elegante. Escuchó como la puerta era cerrada, después de unos minutos cuando el sol estaba a punto de ocultarse, escuchó como era abierta de nuevo.
—Hoy soy yo el encargado, chico.
Bansai Kawakami...
Era un hombre bastante amable y un tanto extraño, siempre tenía gafas oscuras y audífonos, además de tararear constantemente canciones que dudaba existieran. Fue tomado en brazos con delicadeza y puesto en el futón con cuidado, era realmente bueno con él, demasiado si alguien le preguntaba. Lo miró con atención, Bansai era uno de los líderes de pandillas más reconocido, aunque lo relevante de esto era que Shinsuke controlaba cada pandilla existente en la cuidado y era debido a ello que el crimen increíblemente había disminuido.
Como un Yakusa que velaba por la cuidad desde las sombras.
—Bien, descansa. Mañana probablemente no podrás.
Quiso fruncir el ceño y preguntar por ello pero obviamente no pudo hacer ninguna de esas acciones, Bansai le sonrió divertido y tras taparlo de forma correcta, se despidió cerrando la ventana y saliendo de la habitación en silencio.
Oscuridad, silencio, soledad... Ya eran cosas a las que se estaba acostumbrado.
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¡Sakata-sensei! [Ginhiji]
RomanceÉl es un maestro flojo. Él es un alumno rebelde. ¿Cómo terminará su historia? >Ni los personajes ni las imágenes me pertenecen. Solo la historia. >Es Gintama, así que no le busquen mucho sentido.