XXI

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No sabía en que momento había decidido cumplir sus caprichos pero ahí estaban, Gintoki sentado en el sofá con él en medio de sus piernas, siendo abrazado por la espalda mientras veían una película que muchos considerarían infantil o al menos no apta para la edad de ellos. "Mi vecino Pedoro" era una de sus películas favoritas pero nunca llego a pensar que lo sería del mayor también. El agarre que envolvía su abdomen, se tensó un poco llamando su atención, giró levemente la cabeza para poder verlo.

Sonrió. El rostro de Gintoki descansaba sobre su hombro izquierdo, sus ojos sin gafas permanecían suavemente cerrados y su respiración era regular, dormía profundamente mientras se aferraba a él. Su mano derecha se movió sola pero no le molesto, acarició los cabellos platinados y luego volvió su atención al televisor, disfrutó de la película pero no más que el calor que le brindaba el cuerpo contrario. Una hora después, cuando la película estaba llegando a su final, escuchó un murmullo bajo y casi incomprensible sobre su oído.


—Ah, me quedé dormido...



—Sí, no quise despertarlo porque parecía estar muy cansado.




—Deja de tratarme con tanto respeto. Somos pareja.



Se quejó apretujandolo entre sus brazos y besándole la mejilla, sintió como se retorcía contra él al hacerle cosquillas, finalmente consiguió que el menor riera y soltará carcajadas hasta faltarle el aire. Se detuvo, viéndolo jadear y limpiarse las lágrimas, sonriendo con cansancio aún entre sus brazos. Tal vez le gustaba más de lo que creía, aunque eso ya debería ser algo obvio a ese punto.

Se miró al espejo con el ceño fruncido y luego suspiró resignado, no podía hacer nada al respecto, aunque de ser posible preferiría evitarlo pero ya lo había prometido

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Se miró al espejo con el ceño fruncido y luego suspiró resignado, no podía hacer nada al respecto, aunque de ser posible preferiría evitarlo pero ya lo había prometido. Si lo pensaba bien, era su primera vez haciendo ese tipo de cosas, aún siendo un adolescente no salía con frecuencia con sus amigos ni asistía a fiestas o cosas por el estilo. Bueno, solo debía ir y ya. Saludar, felicitar, dar el regalo y salir. El plan perfecto era el más sencillo. Con eso en mente, tomó la caja sobre su cama y salió de la habitación, decidió no usar chaqueta ya que era un día soleado y salió de casa asegurándose de cerrar bien la puerta y llevar llaves.

Espero que le guste...

Miró la caja entre sus manos mientras caminaba por las calles llenas de esa hora, era fin de semana después de todo, varias calles después estaba frente a la lujosa casa de su amigo. Hizo una mueca al escuchar el escándalo que venía de la parte de atrás, era una gran fiesta, estuvo a punto de dar media vuelta e irse pero una mano en su hombro se lo impidió. Miró a quien frustraba sus planes de huida, era Sougo, quien también traía una caja en su otra mano y lo veía con indiferencia mientras quitaba la mano de su hombro.


—Hijikata, no puedes huir estando ya aquí.



—Pues ahora no.



¡Sakata-sensei! [Ginhiji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora