IV

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—¿No crees que es demasiado, Hijikata-kun? ¿Saltarte las clases por un castigo?



Estaba diciendo estupideces, lo sabía pero debía actuar como el maestro que era, sin importar lo que había visto tras seguir a los amigos del chico que tenía en frente y no lo miraba. No sabía como había terminado cargando a un chico malherido hasta un hospital, no podía entender que situación lo llevó a eso pero debía admirar su buen corazón. Bueno, si no resultaba ser él el causante de las heridas del chico, ¿no? Hijikata bufó para después hacer una mueca, era claro cuanto le fastidiaba estar con él y no entendía el por qué.



—Bien, dejemos eso de lado. ¿Cómo harás con todos los trabajos que debes? Sé que no soy el único maestro con quejas respecto a tu falta de responsabilidad.



—¿Eso le importa?



—Por supuesto, soy...



—Es un metiche y un flojo. Realmente no le importa, solo necesita mantener su trabajo.



Ese había sido un golpe muy bajo, principalmente porque llevaba algo de razón. Él podía fácilmente admitirlo, después de todo no le importaba realmente pero algo en ese chico lo hacía interesarse, lo hacía desear ser el maestro que lo guiará y ayudará. Una sensación extraña y nunca antes vivida. Suspiró mientras chupaba un dulce de miel, miró a Hijikata de reojo, parado frente a él imponente y sin querer bajar la cabeza. Era un chico difícil de entender, más difícil que los problemas de un adulto y mucho más difícil que cualquier problema matemático.



—¿Has pensado en tu futuro, Hijikata-kun?



—¿Eh?



—¿Te has planteado cómo quieres vivir? ¿Qué tipo de persona quieres ser? ¿Cómo quieres ser visto por los demás? ¿Qué puedes ofrecerle a la sociedad?



Sus ojos rojizos cayeron sobre los azules, que aunque lo veían desconcertados, seguían mostrándose fieros y salvajes. Hijikata le sostuvo la mirada por unos segundos mientras apretaba los puños a los costados de su cuerpo, luego desvío la mirada al suelo, nunca lo había pensado. Nunca había considerado tener un futuro. Sonrió con ironía, aún si pensaba en un futuro, podría no tenerlo realmente. No sabía lo que le haría Isaburo a cambio de liberar y dejar en paz a Tetsunosuke, era un hombre de cuidado, era un hombre que sería capaz de cualquier cosa con tal de tenerlo bajo sus pies. Gintoki frunció el ceño al ver esa reacción. ¿Qué estaría pensando?



—¿Eso es todo? Porque si es así, debo ir a mis clases.


No tuvo tiempo de debatir o detenerlo, Hijikata le dio la espalda y salió de la sala sin mirar atrás, ese chico cargaba demasiado para ser tan joven.

—Ya se extendieron nuevos rumores

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—Ya se extendieron nuevos rumores. Los alumnos están diciendo que Hijikata-kun golpeó a un chico de otra preparatoria.



—Bueno, no me sorprendería realmente, pero...



¡Sakata-sensei! [Ginhiji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora