Derek Hale has a Boyfriend [Sterek]©M-ᴘʀᴇɢ

Capítulo 8

Al día siguiente Liam despertó por un rico olor que inundó sus fosas nasales, haciéndolo inspirar profundamente, queriendo atrapar el aroma para siempre en su interior. Se sentó en el sofá y pasó una mano por su cabello, revolviendolo aún más de lo que ya estaba y soltó un bostezo mientras parpadea, y observaba vagamente el lugar donde se encontraba. Por un momento había olvidado que aún seguía en la casa de Peter.

Lo que quiere decir que nada de lo había sucedido ayer había sido un sueño, brett sí lo había engañado y él había dormido en casa de Peter. Que vida de mierda. Pero ya no quería seguir pensando en eso.

Suspiró pesadamente y se levantó del sofá.

Su estómago estaba hambriento y quería ver que había hecho Peter de desayuno. Sin más preámbulo se dirigió a la cocina, arrastrando sus pies con pereza.

Él y las mañana no eran muy amigos.

Al entrar a la cocina los olores le golpearon de golpe, todos al mismo tiempo.

— Buenos días. — Dijo Peter con una sonrisa mientras se daba la vuelta y le miraba mientras le Indicaba con la cabeza que tomara asiento en la mesa.

Claramente él no iba a protestar. Moría de hambre.

Miró el desayuno sobre la mesa con los ojos iluminados y el estómago resonando.

Todo se veía majestuoso.

Había un plato de hot cakes, café recién hecho, zumo de naranja, leche y croissant. Que delicia.

Extendió su mano y tomó un croissant caliente del plato y lo llevó a su boca. Cerró los ojos y gimió de placer.

— Esto está delicioso. — Dijo después de unos segundos. Mirando a Peter.

— Debo confesar que no lo hice yo. Fui a la panadería de aquí cerca. También son mis favoritos. — Relató acercándose a la mesa con una taza para servirse café, después tomó un croissant del plato y lo mojó en el café para finalmente llevarlo a su boca. Liam le observó encantado. — Yo prefiero comerlos de esta forma.

— Dejame probar — Pidió.

Peter buscó otra taza en la alacena, la llenó de café y después la dejó al alcance del chico ojiazul. Liam tomó otro croissant del plato e imitó la acción del mayor. Lo mojó en el café y luego lo llevó a su boca, quedando maravillado con el resultado. Antes sabía delicioso pero ahora sentía una fiesta en su paladar. Increíble.

Miró a Peter y asintió sonriendo.

— Sabe delicioso. Jamás lo había comido así.

— Es lo que pasa si te juntas conmigo. Se te pegan mis manías. — Soltó riendo.

Continuaron desayunando hasta que ambos quedaron satisfechos, peter recogió todo y lo metió al lavavajillas. Se apoyo de la encimera mientras tomaba otra última taza de café. Era adicto a esa cosa.