Capítulo 26: Llorar y llorar

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Me desperté y escuchaba un ligero "piiiii" en el oído, mi visión era algo borrosa pero después de unos cuantos parpadeos se estabilizó, aunque ese pitido en mi oído no se fue, me dolía bastante la cabeza, ¿en dónde demonios estoy?  me miré el cuerpo, al parecer estoy en un hospital. Uno de mis brazos estaba vendado, me toque la cabeza y tenía un tipo parche en la esquina superior de la frente.

—Al fin despierta.— dijo un doctor entrando por la puerta

—¿Qué...qué..

—Tranquila, se estará preguntando qué le pasó, bueno, normal, iba caminando por la calle sin mirar a donde y un auto la arroyó.

—¿Qué?— dije sin poder creerlo, no recuerdo haber visto un auto.

—Exactamente, nada grave, para usted, sólo que.— en ese momento, caí en cuenta de que yo estaba embarazada.

—¿Mi bebé esta bien?

—Ese es el problema, el golpe, fue tan duro que afectó al bebé —dijo poniendo una ecografía en mis manos.— logra distinguir esa bolita que esta ahí— asentí con la cabeza—se supone que tiene que estar inflado, el suyo estaba aplastado, y eso significa que, bueno, es difícil decirlo, significa que el embrión había muerto.— dijo y yo no pude escuchar, yo no podía, esto tenía que ser una broma de muy mal gusto. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.— , y bueno señorita Gutiérrez, tuvimos que hacerle una limpieza, para sacar todo, así que en estos momentos, usted ya no esta embarazada.— no podía creerlo, ni quería creerlo.— dejaré pasar a sus familiares, para que vean que ya despertó.— dijo y se retiró.

No era posible esto. Apenas estaba creyendome que iba a ser mamá, y  Pepe estaba muy emocionado con esto del Bebé y luego pasa esto. No puedo y no quiero creerlo. Me cubri la cara con las manos mientras lloraba. Luego sentí unos brazos recorrerme en un abrazo y se lo correspondi.

—Ya tranquilizate, por favor ___, no me— se le partió la voz— no me gusta escucharte así. Se que es duro enterarse, pero no se podía hacer nada. Hermanita, por favor ya deja de llorar— decía pero no lo lograba, era lo único que quería hacer. Llorar y llorar. Mi llanto era muy fuerte, no lo podía parar.— Por el amor de Dios ___, basta por favor.— dijo apretandome más fuerte contra su pecho. Él también estaba llorando, lo escuchaba en su voz y en como me abrazaba. Pero su dolor no se comparaba con él mío. Después de eso ya no dijo nada y sólo me abrazaba y yo a él, estuvimos así un buen rato hasta que una enfermera llegó con una bandeja de comida, la dejó ahí y se fue de inmediato. Eduardo, se limpió la cara con un pedazo de papel que sacó del baño y me dio un poco a mi. Sólo me miraba, él no sabía que decir, pero no importa por que yo no quería escuchar. La comida no se me apetecía en estos momentos.

—Tienes que comer,  no has comido nada desde ayer. Anda come aunque sea la gelatina.— le hice caso y comí un poco de lo que trajeron, no lo termine, por que sabía horrible.— ¿quieres que deje pasar a Pepe?— asentí con la cabeza y se levantó me besó la frente y salió de la habitación, me acosté y me puse en posición fetal. Luego de unos minutos escuché que la puerta se abrió, y ahí estaba él, tenía los hojos rojos e hinchados, signo de que había llorado, aparte que unas ojeras moradas abajo de sus ojos. Se sentó frente a mi.

—Hola— me dijo, yo no podía hablar, por que sabía que si lo hacía, lloraria de nuevo— ¿Cómo te sientes? — la gota que derramó el vaso.

—Mal— dije empezando a llorar otra vez, se me acercó y me abrazó. Empecé a sollozar de nuevo, no sabía que hacer más que eso. Él no me decía nada sólo me abrazaba y me acariciaba la espalda, hasta que caí en cuenta que él lloraba también, lo abracé más fuerte y él a mi.—Todo esto es mi culpa— dije— es mi puta culpa—

Solo Él (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora