capítulo 32

26K 1.3K 52
                                    

—¿Te parece justo?— preguntó aun
llorando en las piernas de Verónica después de mi encuentro con Nicolás.

—No, cariño el idiota no puede pretender qué lo perdones tan fácilmente — comenta mientras soba mi cabeza
—Es qué, es qué,— digo para después sorber los moscos qué están saliendo junto con mis lágrimas lo sé, nada atractivo de mi parte.

—Es qué, se arrodilló Vero, él desgracia manipulador casi, me hace flaquear más cuándo lo vi llorar quería consolarlo y eso me molesta— exclamó volviendo a llorar.

—Si, tengo qué aceptar qué eso me sorprendió un poco Condenado sabroso con lo orgulloso qué es pero bueno él sabe qué la cago en grande así, qué tendrá qué arrastrarse en el fango para lograr tú perdón mi Amor— dice divertida consolándome Desgraciado Zeus ¿porqué me haces esto? No pienso caer tan fácil no señor.

—Lo viste estaba muy flaco y demacrado ¿tú crees qué esté enfermo?— preguntó un tanto preocupada

—Qué va,  Amorcito eso es la conciencia qué no lo deja tranquilo— dice Verónica y yo espero qué así, sea porqué tampoco es qué quiera verlo mal oh, enfermó quiero qué mis minis Zeus conozcan al hombre fuerte qué es su papá.

Con Verónica hicimos una noche de chicas, para tratar de controlar las emociones qué estaban a flor de piel mañana sería un día muy difícil mis bebés por fin conocerían a su padre Aunque tal ves no lo entiendan al principio yo sé qué al final estarán muy felices. Como siempre me dormir sola en mi cama y amanecí con tres cuerpecitos en sima de mi, sonrió al verlos rodearme con sus pequeñas manitas me levanto despacio para no despertarlos voy al baño hacer mis necesidades matutinas me lavo las manos los dientes y la cara para después salir, me quedo un rato disfrutando deber a mis bebés dormidos parecen unos Angelitos qué no rompen un plato pero se llevan la vajilla.

Los dejo dormir un poco más hoy es domingo por lo tanto duermen hasta muy tarde me dispongo a prepárales el desayuno a todos quiero consentirlos un poco se muy bien qué hoy será un día muy largo.

—Buenos días, cariño creí qué dormirías hasta tarde— comenta Eva adentrándose ala cocina.
—Buenos días Eva, no pude estoy un poco nerviosa— le digo para empezar a abatir la mezcla de los panqueques.
—Todo saldrá bien ya verás ¿Quieres qué te ayude en algo?— me dice mientras se coloca un delantal.
—Eso espero Eva, y si, ayúdame con las frutas— le digo entre lados preparamos el desayuno es algo qué a pesar de qué tenemos ayudantes de cocina preferimos hacer personalmente tanto a Eva como a mi nos gusta cocinar y consentir a las personas qué amamos.

—Mami, ¿no quiero?— mi mini Zeus Emiliano reprocha el echo de llevar un corbatín en el cuello.
—¡Ay! mi Zeus hermoso pero te ves muy guapo— le digo tratando de convencerlo y mi bebé me hace un puchero adorable para convencerme de no llevarlo él es el mayor de mis tres hijos nació de primero y es él más calmado de sus hermanos pero también el que tiene el carácter más fuerte definitivamente una mini copia del papá.

—¡No quiero!— sentencia con un puchero qué me dan ganas de comérmelo.
—Esta bien, mi Amor si, no lo quieres te lo quitamos— digo cediendo al fin, Él me sonríe triunfante al saber qué ganó.

—Mami, mami yo tampoco lo quiero— dice mi pequeño Emanuel con otro adorable puchero en su pequeña boquita sonrió al verlos definitivamente son unos manipuladores.

—Bueno mi Amor puedes quitártelo— le digo mientras trato de acomodarle la camisa a Emiliano.

—Mami, mami, soy una princesa soy una princesa...— grita emocionada mi pequeña Emma. Sonrió al verla dela mano de su tía Verónica qué le encanta consentirla y tratarla como si, fuera su muñeca personal.

Soy tú hombre ¡TERMINADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora