capítulo 38

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Pasada la madrugada me despierto rodeado de pequeños bracitos una sonrisa boba se forma en mis labios por fin pude dormir con todo mi familia frunzo mi ceño al no encontrar a mi pequeña Gatita rápidamente me salgo con cuidado de no despertar a mis bebés salgo a cubierta buscando a mi gatita ¿donde Demonios se metió? La veo en una esquina concentrada viendo al horizonte.

—¿Estás bien?— preguntó sentándome enfrente de ella.

—Si, solo no podía dormir— responde sin mirarme ala cara, frunzo mi ceño al no comprender.

—¿Tenias calor?— preguntó sonriendo al recordar qué mis pequeños estaban encima de nosotros.

—No, estoy acostumbrada a dormir con mucha gente desde qué mis bebés nacieron no hay día en qué no duerman con migo— menciona sonriendo.

—¿Eso no es malo?— preguntó curioso.

—Si, y no, pero a mi me gusta aparte por más qué se duerman en sus camas amanecen en la mía No sé, ni la hora en qué se cruzan— sonríe con dulzura entiendo muy bien a mis bebés yo también quisiera amanecer todo los días en su cama.

Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta qué decido hablar para por fin aclarar las cosas entre nosotros ya es hora de qué mi gatita sepa el porqué actúe de esa manera tan cruel con ella Aunque sé qué no hay justificación al menos  quiero qué comprenda qué estaba segado por un diagnóstico falso.

—Sabes e querido decir tantas cosas y siempre me paralizo pero creó qué llegó el momento de qué escuches mi verdad qué no borra la idiotez qué cometí claro está ni, quiero justificarme  pero al menos quiero qué comprendas un poco— digo tomando aire para ganar fuerzas ella trata de hablar pero decido callarla no quiero qué me interrumpa y después no poder continuar hablando.

—Escúchame si, por favor— pido a lo cuál ella suspira y asiente le agradezco para entonces empezar a narrarle todo lo qué Vivi con Barbara la manera tan retorcida en la qué ella me manipulaba siempre con él echo de qué era un hombre incompleto por no poder darle hijos y la excusa estúpida qué uso cuando la encontré en la cama con su chofer y todo según ella porqué yo no podía convertirla en madre entonces ella necesitaba Un hombre completo  no uno a medias.

Mi pequeña se dedicó a escucharme haciendo diferentes caras mientras le narraba mi historia con Barbara cuando concluí, me atreví a verla directamente a los ojos.

—No es una excusa mi Amor solo quiero qué comprendas un poco el porqué me comporté como un reverendo hijo de puta contigo aunque eso me justifica y no me alcanzará la vida para pedirte perdón— concluyó su reacción me tenia con el corazón en la boca pero su expresión no me decía nada.

—Vaya, si, qué tienes un don para llamar la atención de las locas— comenta todavía sin expresión alguna.

—Podría entender Nicolás lo doloroso qué era para ti, el creer qué no podrías tener bebés pero— hace una pausa y se queda unos minutos pensando.

—Tienes razón no te justifica el actuar como un reverendo idiota el haberme tratado como una cualquiera cuando creí qué teníamos claro qué el único hombre en mi vida eras tú, no estoy lista Nicolás no todavía podré dejarte estar en mi vida si, pero tenlo Claro lo hago única y exclusivamente por mis hijos— comenta mirándome sería aunque sus palabras me duelen tengo claro qué tendré qué ganarme su perdón de apoco y sobretodo volver a obtener su Amor será todavía más complicado pero no me rendiré jamás.

—Entiendo pero quiero qué tengas claro tú también algo Alejandra Martínez, Yo Nicolás Gandy, No me rendiré y lucharé por tú perdón al igual qué por mis hijos y mi mujer qué eres tú,— Sentenció dejándola anonadada y con una enorme oh, en su preciosa boquita.

Soy tú hombre ¡TERMINADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora