capítulo 43

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El olor a medicina invade mis fosas nasales haciéndome arrugar la nariz,
Demonios siento como si, un tren me hubiera pasado en sima me duele todo el cuerpo.

Y las imágenes llegan a mi encabeza de un solo golpe, mi pequeña gatita, Barbara apuntándole con un arma el miedo en mi interior al imaginar qué pudiera lastimar a mi mujer y entonces el disparo mi gatita llorando junto a mi. Demonios quiero volver a ella quiera saber si, está bien si, la loca de Barbara no la lastimo necesito protegerla tengo qué protegerla.

Intento levantarme pero mi cuerpo no reacciona me desespero un poco al no poder mover mi cuerpo y no poder ir a proteger a mi mujer.

—Solo cinco minutos Aleja por favor— escuchó la vos de Santiago.

—Lo prometo— dice mi pequeña gatita y mi corazón late desesperado queriendo ir a por ella y saber qué está sana y salva.

Mi necesidad por despertar y poder comprobar con mis propios ojos qué se encuentra bien hace qué mi ritmo cardíaco se acelere.

—Santiago ¿qué está pasando?— pregunta asustada mi pequeña.

—Tranquila Aleja, todo está bien— habla intentado tranquilizar a mi pequeña qué empieza a sollozar

—Nicolás tranquilízate si, me escuchas estás asustando a tú mujer y en su estado no es recomendable otro episodio traumático— comenta Santiago tocándome la mano ¿Su estado? ¿Qué estado?

—Tranquila Alejita, ven acércate, él escucha seguro se alteró al escuchar tú vos tal vez esté inconsciente todavía pero ten por seguro qué te escucha— vuelve a hablar Santiago tranquilizando a mi mujer trato de igual manera de tranquilizarme para no asustarla más

Siento  las cálidas manos de mi pequeña tocar las mías, mi corazón se tranquiliza solo al sentirla cerca pero quiero verla comprobar qué está bien qué la loca de Barbara no la lastimo.

—Hola, mi Amor— exclama mi pequeña suspirando.

—Estoy orgullosa de ti, mi Zeus por lo valiente y fuerte qué eres gracias por defenderme mi Amor, no sabes el miedo qué sentí al verte en ese piso sangrando— comenta absorbiendo los mocos quiero hablar quiero cuidar de ella no soporto escuchar qué llora nuevamente por mi culpa.

—Sigue luchando mi Zeus despierta pronto mis hijos y yo te necesitamos mi Amor vuelve para qué por fin podamos ser una familia la familia qué siempre debimos ser mi dios del Olimpo— exclama mientras posa sus delicados labios en los míos. Dios deja me volver con ellos no me los quites no cuándo por fin mi pequeña me a perdonado.

—Alejita mi Amor— la vos de mi madre capta mi atención.

—Oh, Romina— exclama mi pequeña soltando mi mano las escucho llorar por largo rato consolándose mutuamente quiero abrirlos los ojos y levantarme de esta cama y estrecharlas en mis brazos.

Mi mujer mi familia me necesitan intento de muchas maneras abrir los ojos hasta qué lo consigo la claridad me golpea por lo tanto vuelvo a serrarlos rápidamente, poco a poco voy acostumbrándome ala luz busco a mis dos mujeres para verlas abrazadas consolándose quiero hablar pero tengo la garganta seca así, qué me aclaro la garganta para llamar su atención.

—¡Oh, mi Dios!— exclama mi madre con sus ojos húmedos mi pequeña voltea y en cuanto posa sus ojos en mi le sonrió ella, rápidamente corre a mis brazos me estruja haciendo jadear en repuesta Demonios duele pero vale la pena solo por tenerla abrazada a mi.

–Lo siento Mi Amor te lastime discúlpame pero es qué estoy demasiado feliz de qué por fin despertarás mi Zeus— comenta analizándome por completo.

Soy tú hombre ¡TERMINADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora