Capitulo 4 (Tamualipas)

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No paso mucho la ciudad era pequeña, aminar sería algo bueno... Pero todos comprendieron porque les habían dado esas prendas, un poco más frescas.

La zona era de verdad un infierno en la tierra, los catorce estaban a punto de sufrir una insolación, pero cosa rara si no estaba tan caliente 40°C, un nivel no tan mortal para los oriundos de allí.

Además en Grecia el lugar no era tampoco fresco, sin embrago puede que la engría protectora de Atena ayudaba a que el clima caliente no traspasara tanto.

-Hace demasiado calor- El pelilila, decía aquello casi como un resoplido, él era más de climas fríos donde Jamir siempre hacia fuertes ventiscas.

-¿Cómo que esas personas lucen tan calmadas?- Escorpio ya se había desecho de la chaqueta que llevaba.

-Me estoy derritiendo- Camus de por sí, no era bueno con chistes, aquí tampoco... Pero el calor les trataba mal.

-¿Qué dicen? Pero si es un día bastante agradable- La joven sonrió algo burlesca, se divertía un poco.

-Este calor es peor que cualquier cosa- Saga, levantaba su cabello, para refrescarse.

-Yo me siento bastante bien- Capricornio tenía un semblante bastante calmado, su cabello siendo uno de los más cortos, no demostraba pasar por esa ola infernal.

-Te odio tanto Shura- Aioria reclamo, más bien por la temperatura interna que por otra cosa, el también estaba sufriendo.

Pobre del peliverde oscuro... Siempre serio y estoico y esas palabras le habían llegado en lo profundo de su ser.

-No se quejen, que el lugar no esta tan mal- Afrodita lucia tan hermoso y perfecto como siempre, el clima no le afectaba pues... Es de esas personas que están un paso adelante y ¿Cómo?

Muy fácil, siempre trata de llevar de todo, y en esta ocasión una liga para el cabello ayudo mucho de lo que creía. Así es, ato su cabello en una coleta alta.

Fue el único que investigo antes de salir un poco sobre el clima, se preparó con todo.

-Jajajajaja, los llevare por unas raspas- Sonrió girándose a verlos, caminando de espalda –Pensaba llevarlos por unos trollelotes, pero temo que si lo hago queme sus estómagos-

-¿Qué es eso?- Dohko sin importar el calor, no se había despegado del patriarca, que aún estaba consternado por el matrimonio Mexicano.

-Es un vaso, en donde se le pone elote cocido, anteriormente preparado con un poco de mantequilla y sal, después con algo de caldito en el envase, se le agrega mayonesa, mantequilla, queso, limón, sal, y después le puedes poner Ajonjolí o cacahuates o lo que se te ocurra- Se notaba tan feliz, de contarles algo así.

-Y ¿Es caliente?-

-Pues si-

-¡¡¡NO!!!- La mayoría grito en unísono, hasta los calmados se les notaba que el calor no sentaba nada bien.

-Que delicados resultaron- Negó con la cabeza – La siguiente les voy a arreglar el cabello, para que no sufran y ropas más ligeras-

Al llegar a su destino una plaza algo concurrida, en esa tarde de calor abrumador.

-Nos da quince raspas, por favor- Esa sonrisita tan amable, pero detrás se notaban a todos los hombres muriéndose por el calor.

-Enseguida- El vendedor se impresionó, por la cantidad de personas, mas no pregunto.

-Como ninguno me dijo de que sabor querían, los escogí por ustedes- Les daba a cada uno, aquel postre helado.

-¿Qué es esto?- Aldebarán pregunto extrañado de ese curioso alimento.

Un Mes De Vacaciones En MéxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora