Capítulo 7

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Jimin siempre será alguien muy, muy feliz.

Me levanto de la cama y veo la hora en mi teléfono, 07:40 am.—Me desperté antes...—Me veo en el espejo que está justo al frente de mi cama y veo mi mejilla un poco roja. Mi brazo izquierdo se está recuperando de los rasguños.—¿Estaremos felices hoy?

Desconecto el cargador del teléfono y lo prendo. Lo tiro a la cama y voy al baño que está en mi habitación.

Me ducho rápidamente y lavo mis dientes, me visto con el recambio de mi uniforme, que está limpio y acomodo mi ropa.

Hace mucho que no como en esta casa, así que sólo tomo desayuno en el colegio o en locales cercanos a mi casa.

Ordenó mi mochila y tomó mi celular.

20 llamadas perdidas y 15 mensajes de Él chico de la tienda.

—Lo siento Tae.—Guardo el teléfono y salgo de la habitación. Bajo las escaleras y simplemente salgo de la casa.

Estamos en invierno y a pesar del frío tengo la costumbre en no secar mi cabello con un secador.

Estamos en invierno y a pesar del frío tengo la costumbre en no secar mi cabello con un secador

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Llego al colegio a las 08:00 y la hora de entrada es en treinta minutos más. Al llegar a la sala, veo que esta vacía, así que sólo me siento en el puesto de siempre.

—¿Eres el único?—Su voz se escucha gentil y lo sigo con mi mirada.

—¿Acaso no ve?—Sonríe y niega lentamente mientras camina a su escritorio.—No que teníamos clases con usted mañana y no hoy.

—Soy su profesor jefe, debo de verlos todos los días antes de que toquen. No pensé que fueras tan responsable, Jimin.—Su mirada va a mi herida en el brazo y yo sólo me cubro con mi mano.

—No fue por responsabilidad, profesor.—Miro mi mesa y escucho sus pasos acercándose.

—¿Qué te ocurrió?—Siento su mano en mi mentón alzándola para que lo vea. Su mano... Es tan cálida.—Jimin.

—Nada, profesor.

—Esas heridas no aparecen de la nada.

—No quiero hablar...

—Jimin.—Cierro mis ojos con fuerza y dejo que mi cuerpo se desahogue.—...J-jimin.—Su dedo pulgar acaricia levemente mi mejilla y yo no puedo parar de llorar, ni siquiera puedo hacerlo en silencio... Me siento demasiado asfixiado, hyung.

—P-perdón...—¿Soy un inútil, verdad? N-no valgo nada... Y-yo...

—Jimin, detente...

Yo sólo debo de...

—¡Jimin, basta!—El miedo en mi pecho crece y al abrir mis ojos, lo veo observar mi brazo. Llevo mi mirada a la zona que observa y veo la sangre fluir en las mismas heridas de ayer.—Levántate, por favor.

—N-no es necesario.—Cubro la herida con mi mano derecha y corro mi cara para que sus manos ya no me toquen. Acción que entiende y se aleja un poco de mí.—Y-yo... Fue algo que...

—Acompáñame a enfermería.

—No.

—Jimin...

—No necesito su lástima, profe...—Rápidamente me rodea con sus brazos y yo no sé qué hacer...—¿Qué hace?

—¿Desde cuándo?

—¿Desde cuándo qué?

—¿Hace cuánto te has sentido tan solo, bebé?—Abro mis ojos y siento mi corazón latir rápidamente. Mis brazos inconscientemente rodean el cuerpo de Taehyung y vuelvo a llorar en su hombro.—Ya no puedo fingir que no eres mi bebé, Jimin... Ya no puedo fingir que ese chico con mirada tan llena de dolor, no es el mismo chico de mis mensajes y que no es el mismo chico nuevo.—Escucho su risa apagada y mis manos toman su chaqueta con más fuerza.—Ya no puedo aparentar que no te conozco, Jimin.

Vendan mi brazo y veo a la señora que busca en un libro que tiene de etiqueta: Teléfonos de alumnos

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Vendan mi brazo y veo a la señora que busca en un libro que tiene de etiqueta: Teléfonos de alumnos.

—¿Cuál es su nombre?

—No es necesario.

—Es mi deber...

—Sunmi, yo me encargo de convencerlo, ¿está bien?—La señora sólo asiente y deja el libro de lado.

—Iré a buscar algo para el dolor... Ahora vuelvo. —Los dos asentimos y ella sólo se retira del lugar, cerrando la puerta.

Observo la venda en mi brazo. Ahora mismo tengo la mente en blanco... No sé si eso sea algo bueno o no.

Veo dos manos a los lados de mis piernas y levanto mi mirada, encontrándome a Taehyung inclinado hacia mí.—¿Qué te ocurre?

—¿No preguntarás nada?

—Aah...—Veo la puerta y después de unos segundos vuelvo a esos ojos castaños.—¿Cuándo fue que te diste cuenta?

—Cuando nos presentamos, reconocí tu voz inmediatamente.

—Mmh... Era algo obvio. Me resultó raro que no reaccionarás a...

—¿Crees que no lo hice? No podía dejar de mirarte.—Bajo mi mirada y sonrío un poco.—¿Por qué no me querías mostrar tu hermoso rostro, Jiminie? No me diste nada de información tuya.—¿En qué momento llegaron sus manos a mis rodillas?

—P-porque yo soy tímido y...

—Ah... El rebelde es tímido.—Escucho su suave risa y yo le sonrío.—Eres muy guapo, bebé.

—¿Hyung?

—Dime.

—Usted... también es guapo.

—¿Demasiado?—Asiento y él sonríe. Quita una de sus manos de mi rodilla y veo como la lleva a mi mentón y con lentitud se acerca a mi rostro.—Sé que no debería, Jimin... Pero... —Sus labios rozan peligrosamente los míos y yo sólo relamo mis labios; lo veo sonreír y bajar su cabeza.—Agh, Jimin... No hagas eso.—Sonrío y él vuelve a mirar mis labios y ojos.

—No es buen momento, hyung.

—Lo sé.—Sonriente, deja un beso en mi frente y se separa de mí para sentarse en la silla de la señora.—Sólo quiero que pienses en lo hermoso que soy para evitar el dolor.

—Gracias, hyung.

Escucho el timbre y veo el reloj que está en la pared de la enfermería. 08:30 am. Taehyung se levanta y desordena mi cabello antes de acercarse a la puerta.

—Nos vemos, Jimin.—Sonríe y sale de la habitación.

—Eres muy buen actor, profesor.—Me dejo caer en la camilla y cierro mis ojos.—Muy buen actor.

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☪ ¿𝑀𝑒 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑎𝑠, 𝘩𝑦𝑢𝑛𝑔? - Vmin |En Edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora