"Costumbre, del latín -consuetudo-, que para el derecho romano puede referirse a: leyes no escritas, conducta que sigue la gente constantemente y la convicción de que esa conducta es obligatoria".
La moral está escrita en las costumbres de los antepasados.
Las costumbres, se convierten en ello por algo. El hábito, que tiene que ser siempre bueno para seguirse, debe continuarse y pasarse de generación en generación para mantener la buena voluntad en los hombres habidos y por haber.
El rey lo tenía claro.
Sin embargo, podía ver el brillo vicioso de los que no lo tenían tan esclarecido, tal y como pasaba con los hijos de su venerada familia.
Durante muchos años, más de los que él podía recordar, su padre había labrado junto a los hombres iluminados enviados por Dios, aquel pueblo de razas mixtas. Aquella tierra de hombres salvajes que no comprendían la importancia de la moral como llave al paraíso.
Junto a su hermano, había crecido bajo un régimen duro, pero desde su punto de vista, necesario.
Desde que los dos hermanos habían sido informados de las posiciones que algún día ocuparían, su padre se había esforzado en ponerlos a ambos en una lucha constante por merecer el poder.
Entre habilidades y defectos, pronto se había notado que él sería el rey. No porque menospreciara a su hermano, sino porque, simplemente, su hermano era más visceral, más irracional y más estúpido que él.
Mientras que el rey había pasado su niñez aprendiendo, analizando y siguiendo al pie de la letra las órdenes de su padre, e incluso gozando cuando se le castigaba fuertemente al saber que con ello le marcaban los errores a corregir porque de esta forma se sentía enormemente afortunado, su hermano se la había pasado en el otro lado. En lugar de agradecer el castigo, perfeccionando sus errores para retar a los verdugos en creatividad e inventarse por su cuenta nuevas y mejoradas formas de corregir a los desobedientes.
Al rey le había dado tanta gracia su hermano por ese entonces... Verlo por ahí saltando encima de los gatos hasta sacarles las tripas, o experimentando con ruedas y piedras para torturar roedores, era interesante porque era como ver el futuro de una redención forzada que salvaría a cualquier desgraciado de la desfortuna de haber pecado.
Y lo era.
En su cabeza, siempre había tenido todo planeado.
Una vez los dos hermanos habían tenido que escoger a sus respectivas esposas para competir en su velocidad para procrear un heredero que les otorgaría finalmente la posición deseada, tal y como lo había previsto, mientras que él había elegido a la menos hermosa, la menos inteligente, la menos adinerada y la más ambiciosa para ocupar el agradecimiento que le surgiría a la infeliz como moneda de cambio para todas sus órdenes, su hermano se había decidido vagamente por la más bonita, que para su mala suerte, había sido también la más mimada y la que mejor posición tenía.
Por lo que, al final, mientras ahora él tenía a una reina obediente y, sobretodo, que no le estorbaba, él tenía a una virreina caprichosa y loca por mantener aquello que se le había entregado a como diera lugar, exterminando cualquier amenaza.
Sin embargo, no podía tirar tan bajo en contra de su hermano tampoco. Pues, más temprano que tarde y siguiendo sus propias pasiones, se había unido con sus propios castigadores para erguir una institución que, como había imaginado, serviría como un medio hacia la salvación. La Santa Inquisición.
El oficio era vital. Los Santos se encargaban de castigar a los inmundos y de purificarles a través de su propia sangre, a través del castigo que les haría pagar su entrada al paraíso y que les permitiría descansar a pesar de sus crímenes.
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Sickness [OhmFluke]
FanfictionEstaba molesto. Ese niño de rostro redondo y piel de porcela, ese niño con complejo de rey, ese niño con las mejillas encendidas, no sólo de un fingido asco sino más bien de vergüenza, de nervios y de expectativa por él, estaba intentando llamarlo e...