Sickness [OhmFluke]

Sin destino

"Perdido, de léxicos latinos. Que no tiene un destino determinado".

— ¿Me puedo unir al momento familiar? — preguntó el otro príncipe del reino asomando su cabeza por la puerta de la habitación de su primo.

Fluke levantó su cabeza de entre las almohadas en donde se había enterrado para ocultar su llanto por la noticia y la frustración que le causaban las decisiones tomadas mientras su nana le consolaba pasándole los dedos por el cabello una y otra vez. Escuchándolo en silencio.

— Earth... ¿Te golpeó muy fuerte? — preguntó súbitamente preocupado al recordar como su primo había peleado con más entusiasmo que él mismo ante el anuncio.

— Ni idea, creo que estoy perdiendo la sensibilidad en las manos— sonrió terminando de entrar y mostrando sus manos en alto, dejando ver largas líneas ensangrentadas desde el comienzo de sus uñas hasta las muñecas, producto de los azotes que su aya le daba con una varilla cada que se comportaba "indecentemente".

Los ojos de la mujer saltaron de su órbita y se puso de pie inmediatamente para revisar las heridas.

Earth tan solo rio—. Estoy bien mamá, no te preocupes.

— ¿Cómo tener las manos así es estar bien? —cuestionó aguantando el llanto— Y no me llame así estando dentro del palacio, las paredes tienen oídos, ¿quiere ser golpeado de nuevo?

El joven negó aún sonriendo —. No, pero tampoco quiero llamar así a nadie más, tú eres la mamá más adorable del mundo— canturreó y se echó a sus brazos.

La anciana no se movió, se dejó hacer y le regresó el abrazo al joven sabiendo lo que realmente significaba. Estaba enojado.

A diferencia de lo que podía mostrar, Earth odiaba ser golpeado y controlado. Odiaba jugar a ser el hombre perfecto, a ser el molde de persona que otros querían. Odiaba tener que hacer cosas que no le gustaban y callar cosas que realmente pensaba. Odiaba no ser él y mientras más se lo impedían, más lo golpeaban, más lo callaban, entonces más esfuerzo ponía en ser auténtico, en ser más resistente y en gritar más alto.

Dentro del abrazo, Fluke vio los puños de su primo cerrarse intentando encontrar en la mujer la sensatez para no quemar el palacio entero y reflejar el ardor que seguramente le hacían sentir sus heridas; pensó en cómo era su primo y la respuesta vino del rechinar de los dientes que la forzada sonrisa ajena ofreció. Earth era así. Mientras él callaba, Earth gritaba. Mientras él se atrevía a intentar dialogar, Earth ya estaba tirando cosas por las ventanas en desacuerdo. Mientras él decidía obedecer a la primera para evitar los golpes que nada cambiarían, Earth retaba a todos para golpearlo más fuerte incluso si al final cedía.

Fluke era sensatez y prudencia; Earth era audacia y osadía.

— Voy a buscar ungüentos para curarlo, ¿está bien? —preguntó la mujer separándose para salir de la habitación.

Earth sonrió hasta que la puerta fue cerrada. Entonces su mirada cambió y la sonrisa se desvaneció. Se sentó en la cama a lado de su primo y miró las heridas ensangrentadas en sus manos.

— Odio a esa perra.

— Lo sé.

— Se ensaña con mis manos porque sabe que amo dibujar e intenta impedírmelo... pero van a tener que cortarme los dedos si quieren que deje de hacerlo— afirmó sonriendo de nuevo y aunque Fluke quiso imitarlo y reír por la obscura broma, los dejes de algo que podría hacerse verdad en cualquier momento, se lo impidieron.

— Tal vez deberías dejar de hacerlo un tiempo. Ya han quemado casi todo el papel en el palacio, si mi tío te descubre en serio va a cortártelos.