Sin razón

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"Irracional, del latín -irrationalis-, relativo a: que carece de razón". 

Los primeros rayos de sol le dieron de lleno en el rostro mientras entrenaba esgrima en la parte arenosa de los jardines de su morada con Kao.

Apenas habían llegado tocando el amanecer, se habían puesto a luchar para sacar toda la adrenalina acumulada de los eventos pasados.

Tras unos cuantos movimientos con el metal de las espadas largas yendo y viniendo a la par en condiciones similares, sin que la una cediera a la otra en igualdad de habilidad y fuerza, ambos descansaron las armas con las puntas sobre el suelo y el sudor recorriendo sus frentes.

—Hoy no estás ido como cada vez que ves a tu príncipe, ¿no pasó nada? —preguntó Kao con el rocío de la mañana contrastando en su piel caliente.

—Paso más que algo —contestó mientras limpiaba la humedad de su rostro con el largo de su camisa.

—Lo estás haciendo demasiado bien para un "más que algo" —dijo refiriéndose a su desempeño en combate.

—Eso, o tú lo estás haciendo demasiado mal para una noche en la que no pasó nada, ¿cierto? ¿Dónde estabas antes de buscarme para irnos? Parecías haber estado cabalgando —observó.

—Un poco, sí... Supongo que salí por ahí mientras terminabas, por cierto, espero que el niño pueda caminar, recuerda que el primer ensayo de la boda es hoy en la tarde.

Ohm hizo un ademán de lanzarse a golpearlo por la insinuación de sus palabras mas Kao no se inmutó en absoluto, sonriendo levemente—. No seas idiota, no llegamos a tanto.

—¿Siguen teniendo miedo?

—Yo... creo que hasta ayer lo tenía. Miedo y culpa, mucha culpa —se sinceró—, pero después de ayer, no creo que vuelva a sentirla, al menos no de esa forma, no arrepintiéndome de amarlo. No más.

Kao asintió a sus palabras, orgulloso de que su señor y casi hermano pudiera seguir viviendo sin remordimientos que poco o nada tenían que ver con él, pues provenían de un pensamiento y un ideal exterior y no propio—. ¿Qué hay de él?

Ohm soltó un suspiro largo—. Sé que sigue estando asustado y eso le impide admitir todo esto. No puedo hacer otra cosa que comprenderlo y vivir con lo que esté dispuesto a darme, no puedo forzarlo a más y no creo que ese miedo lo abandone nunca, es decir, esos dos...—dijo refiriéndose a los príncipes—, seguramente han visto y escuchado toda la porquería que el reino se empeña en ocultar tras una cortina de falsa bondad y moralidad más que nadie.

El militar pensó, sin darse cuenta, en Earth y su comportamiento extraño y a la defensiva de la noche pasada recordando como, al final, tuvo que dejarlo solo esperando aquellos papeles de los que se negó a hablarle para sacar a Ohm del castillo a tiempo.

Tal como Ohm insinuaba, probablemente no existía nadie que supiera y viviera más la maldad del reino que los propios hijos de la corona y, de cierta forma, eso le inquietaba.

—De cualquier modo, no planeo retroceder más. No me importa sí está bien o mal, si me quemo en el infierno o si el mismo Dios me abofetea, no voy a dejarlo. Lo amo, y eso es todo lo que importa ahora— decretó.

Kao se acercó para palmear su hombro en aprobación a su confesión cuando su padre salió a buscarlo apresurándolo para el desayuno, anunciando que tenían temas importantes que tratar para esa mañana.

Su señor se alejó de inmediato hacia el interior de la morada y él se quedó un poco más a la intemperie.

Ohm era valiente. Enfrentando con agallas aquel mundo atrasado para el que no había nacido, para el que, probablemente, nadie había nacido. Porque sabía que de poder elegir nadie hubiera querido vivir tras esa negra nube de intolerancia, crueldad y opresión bajo la que se regía el reino.

Sickness [OhmFluke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora