Sickness [OhmFluke]

Con la cabeza por delante

  "Precipitar, del latín praecipitare, verbo derivado del adjetivo praeceps, significa: provocar, ocasionar o producir la aceleración de los sucesos, hechos o acontecimientos, se puede usar como pronominal".

"Respetable Earth Trivinit

Sus intenciones han conmovido a los nuestros y sus palabras han salvado a los suyos. Queremos informarle que, luego de un corto debate y una decisión unánime, hemos decidido aceptar su propuesta.

Dado que no tenemos un medio de comunicación seguro, sólo me queda informar en esta única carta que nos prepararemos durante los siguientes tres días para adelantar el ataque que su corona planea en nuestra contra, por lo que, en estas próximas noches, mandaremos a nuestros hombres más fuertes a esperar por su gente y por usted en los límites del reino para recogerlos en el momento en que decidan y encaminarlos por los territorios.

Estamos agradecidos y desde nuestro espíritu hambriento de libertad, le deseamos la mejor de las suertes y que su vida se mantenga hasta lograr lo que desea.

Atentamente, miembros del consejo democrático de las tierras sin corona".

No lo quería, pero sus ojos lagrimearon frente al coronel.

Trató de verse firme parpadeando para alejar la emoción que insistía por salir, pero al final fue inútil, y las gotas cayeron por sus mejillas abultadas por la enorme sonrisa que se había dibujado en su rostro.

—Oye... —le llamó el militar, resistiéndose a tocarlo, pero aún preocupado por su repentino llanto.

El príncipe arrugó sobre su pecho la carta con su pase de salida y se llevó la mano que tenía libre a la boca para esconder sus sollozos a la mitad de la madrugada. Sacudió su cabeza tratando de que el capitán entendiera que se encontraba bien y que solo era eso, que estaba tan perfectamente en ese momento, que su cuerpo no lo soportaba.

En medio de su habitación, con el cuerpo aún adolorido y las piernas temblando de la impresión, el menor dejó caer su frente sobre el amplio pecho del guardia. Envolvió con sus dos manos la carta, dejándola reposar encima de su alocado corazón y descansando el mismo sobre el ajeno al que parecía escucharle en las mismas condiciones.

Kao se quedó tan inmóvil y firme como un roble. Escuchando los sollozos y las risas de locura que se le atravesaban en la garganta al pequeño príncipe que parecía trastornado. Y no quería atreverse, no quería involucrarse en algo que no debía afectarle, sin embargo, pasó sus brazos por la espalda angosta de su majestad y lo acercó en un abrazo que Earth sintió parecido al paraíso.

Estaba siendo movido sólo por sus impulsos, se convenció el joven antes de pegarse todo lo que podía al militar, deseando por un momento lograr meterse en el corazón duro de Kao y quedarse a vivir ahí, tan protegido y querido como se sentía en ese instante.

Fue entonces, rodeado de los músculos de ese hombre testarudo, que entendió que su corazón estaba cambiando sin preguntarle a su razón y que, sin quererlo, el dueño de su inspiración y de sus deseos había dejado de ser aquel guardia delgado de ojos claros y manos suaves para convertirse en una bestia con una capa tan negra como su alma y manos ásperas.

No hablaron. Porque aun cuando había necesidad, a veces, uno no puede gritar sus sentimientos y sólo queda esperar a que alguien los entienda mientras acabas de descubrirlos. Y eso era lo que Kao estaba haciendo por él.