XXIII: ¿?

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Hazel Shallow

Su mirada se perdió en el olvido. 

Hazel estaba tan cansada y débil que por un momento pensó que todo había sido producto de su imaginación. Llevaba demasiados días en un carruaje aislada del mundo y, al no saber que estaba embarazada, nadie la trataba como tal. 

Sentía muchas náusas y la necesidad repentina de comer más del doble de lo que solía. 

Pero aquello era diferente.

Podía ver en los ojos de Arian la confusión que atravesaba su mente. El ligero temblor de sus dedos, la incapacidad de despegar la vista de aquella mujer y los casi inconscientes pasos pequeños que recorría para acercarse. 

En la sala había tanto mutismo, que lo único que se podía escuchar con claridad eran los latidos de los dos integrantes que, poco a poco, se iban acercando. Y el aumento del ritmo cardiaco de cada uno era más que evidente. 

Al final, todo concluyó en un abrazo fuerte e interminable, acompañados de lágrimas femeninas por parte de la reina. 

¿Se podía saber qué estaba sucediendo? 

Sangre y fortunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora