7.- Ciencia.

174 20 47
                                    

Séptimo relato basado en la pareja de científicos Pierre y Marie Curie de origen francés y polaco respectivamente  quienes descubrieron que el radio curaba la lepra, tumores.

Marie Curie fue la primera persona que recibió dos premios Nobel otorgados por la Real Academia de Ciencias de Suecia en las ramas de física y química, en 1903 y 1911; el primero fue en conjunto con su esposo y otro científico, el segundo fue en solitario.

Ella nombró el elemento químico que descubrió " polonio" en honor a su país de origen, Polonia.

En este relato los personajes elegidos son Sisifo y Cid respectivamente.

o-o-o-o-o-o-o

Bajo su sonrisa tan juvenil y su voz plagada de sabiduría hallo a un amigo, su mejor amigo.

Su innata inteligencia, un talento que ponía al servicio de los demás, donde los descubrimientos movían a la investigación y admiración por las eminencias que con el paso del tiempo alcanzaban los escalones mas reputados en la memoria colectiva.

Lo amó tanto como sus trabajos, tanto que lo hacía participe de cada una de sus pruebas, compartiendo sus logros y afianzándose como una roca frente a un acantilado.

Él fue su mayor cómplice.

Años antes.

Buscando donde realizar sus experimentos ya que carrera le exigía hacerlo, Cid como se llamaba pregunto a un compañero si conocía algún laboratorio donde hacer sus pruebas, ya que amaba la ciencia y cada una de las transformaciones que conllevaba en su naturaleza. Con su traje sobrio, espero que su compañero recordara hacia donde lo enviaría para sus ensayos.

A los minutos, su interlocutor con una sonrisa en su rostro le entrego un papel garabateado con un nombre y otros detalles mas.

—este es el indicado querido amigo—dijo acomodándose los lentes—pero déjame organizar el encuentro...

Y sin tanta pompa, Cid entró al laboratorio cuya puerta abierta le mostró la figura de un hombre joven que yacía de pie frente a un gran balcón observando el ir y venir de jóvenes con probables futuros brillantes.

Cuando volteo su rostro, se sorprendió de encontrarse con un rostro joven de no mas de 35 años, de cabellos castaños, alto y de unos amables ojos azules; su expresión era de total desapego a las cosas del mundo.

—¡bienvenido! ¿ tu nombre es Cid?

Automáticamente se sintió en confianza, era sencillo, pensaba en lo que diría y mas que todo su tono de voz era juvenil, alguien alcanzable, sin aires de petulancia.

—si, señor...—había olvidado saludar y se sentía un maleducado. Su interlocutor se permitió emitir una risa distendida.

—tranquilo, mi nombre es Sisifo, como vez soy físico y profesor universitario.

Desde ese día se reunían en el laboratorio, Sisifo con su usual amabilidad le ayudaba y corregía y a su vez se alegraba con cada progreso que el más joven se anotaba. Maravillado Cid por aquella dedicación, de vez en cuando lo miraba a hurtadillas perdiéndose en su perfil dibujado por la dedicación de algún artista que soñaba con que su trabajo destaque y conmueva al mundo.

Y para el profesor y físico, ese talento  encarnado en el joven de cabellera azabache era digno de darse a conocer, debía ponerse al servicio de la humanidad, y sin duda, él estaba más que dispuesto a darle visibilidad.

Los días iban y venían como el cálido aliento de un dios en su mansión de las nubes, Sisifo comenzó a cuestionarse si acaso era correcto sentir algo más que una simple admiración por aquel estudiante.

Relatos [Sagicornio] Finalizada  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora