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El piso de Ryala era parte de uno de los edificios más altos de la ciudad, situado en el centro, entre el conjunto de rascacielos del medio de la ciudad. Vivía en una de las plantas más altas, concretamente en la decimoséptima.

El apartamento consistía en un amplio comedor compuesto por el sofá y una televisión enorme frente a una vidriera que daba a una amplia terraza. El salón contaba con una isla que hacía de cocina. Habían tres lujosos lavabos, uno de ellos con bañera de hidromasaje, y una única habitación que contaba con una gran cama de matrimonio y un gran ventanal que dejaba ver el paisaje nocturno, similar al de la noche anterior, pero esta vez estaban sumergidos dentro de él.

— Se nota que adoras las vistas de Los Santos. — rió Jefferson.

— Pues sí, y no solo eso. Este sitio es magia. — contestó. Se sentó sobre la cama.

Jefferson se sentó a su lado. Ambos se voltearon para ver las luces de la ciudad.

— Esta ciudad es lo mejor que me ha podido pasar. — habló con orgullo.

— ¿Incluso a pesar de todo? — preguntó JJ. Se dio cuenta de su error, y rectificó —. Perdón, perdón, no quería...

— No, no. Está bien — interrumpió —. No quiero que tengas eso como algo tabú cuando yo esté delante. De verdad, no me molesta.

Suspiró.

— He pasado muy buenos momentos aquí, principalmente gracias a todas las personas que he conocido gracias al trabajo que tengo ahora. He entablado relaciones muy fuertes y también he pasado por momentos duros, pero que me han hecho más fuerte como persona. Aunque haya personas que han abusado de mi confianza, sigo empeñada en dedicarles todo de mí a las personas que realmente pienso que valen la pena. Y tú me has demostrado que también eres capaz de hacerlo así, Jefferson. En solo días me has demostrado más que algunas personas que conozco desde hace tiempo. Vales mucho, de verdad.

Rubius sonrió.

— Puede que sea pronto, pero te quiero mucho, Jay Jefferson.

— ¡¿Chavales qué hago?! — preguntó él alterado.

El chat le dio una aprobación inmediata.

— Yo también. — contestó Jefferson. Rubius sonreía, y de alguna manera podía percibir como ella también lo hacía. No Ryala, sino quien fuera la persona que había detrás de ese píxel.

Y fue entonces cuando Ryala se acercó más a él, y Jay Jefferson recibió su primer beso, frente a miles de luces que les observaban tras el ventanal.

— ¿Precipitado? — preguntó ella.

— En absoluto.

— Tengo mucho sueño, me voy a ir a dormir. Puedes quedarte la cama, voy al sofá.

— No, no. Quédate aquí, ya me voy yo.

E ilógicamente, acabaron ambos descansando en el sofá.

Rubius se desconectó del server cuando vio que ella también lo hizo.

— Buenas noches chicos. Ha sido un buen stream. Gracias por quedaros, y siento no leer las últimas subs, pero es que es tardísimo, son las dos y media. — se disculpó él, somnoliento y con voz dulce.

Terminó el directo tras dedicarles un corazón coreano a sus seguidores, y al empezar su rutina nocturna, recibió un mensaje de Raúl por Whatsapp.

Felicidades JJ por lo de Ryala!!! JAJAJA

Rió al leer el mensaje y respondió con un "gracias" acompañado de una carcajada.

Y tras eso, una duda se interpuso entre sus pensamientos, y se paró a pensar por un momento en el gran entusiasmo que le causaba estar junto a Ryala.

¿Realmente era solo cosa del juego?

Solamente habían pasado unos días desde que se conocieron, pero ambos compartían una conexión especial, era diferente a sus anteriores relaciones del servidor de Forasteros, pues ahí JJ se caracterizaba por ser un personaje mujeriego al que no le importaba absolutamente nada. Pero algo había cambiado, y con ella era totalmente distinto, porque no era Jay Jefferson quien estaba junto a la chica, ni siquiera era Rubius.

Era Rubén, y trataba a Ryala como trataría la trataría en la vida real.

Se incorporó rápidamente al pensar eso último.

— Trato a Ryala tal y como si fuera real...

Agobiado, fue a refrescar sus pensamientos dándose una ducha, y queriendo ignorar por completo sus pensamientos tal y como hizo la noche anterior, cerró los ojos y se fue a dormir.

gta roleplay | rubiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora