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No quería soltarla. Deseaba con todas sus fuerzas que alguien detuviera el tiempo en ese instante para quedarse así siempre. Era algo reconfortante, algo mágico, jamás había sentido algo tan bonito en un simple abrazo. Y eso que, al fin y al cabo, no la conocía.

Diez segundos después sintió que era hora de liberarla de entre sus brazos a pesar de que la chica no se oponía, y se sentaron el uno frente al otro.

— ¿Qué tal? ¿Cómo estás? — preguntó ella con una sonrisa.

— Muy... ¡Muy bien! — contestó, estaba temblando.

— Tranquilo, ¿vale? — dijo para calmarlo —. No quiero que te sientas incómodo.

— No lo estoy, tranquila. Son los nervios — reconoció riendo.

El camarero se acercó a la mesa para preguntarle a la chica qué quería tomar, y ella pidió un croissant y un refresco.

— Bueno, pues debería presentarme como es debido... — habló la chica. No paraba de sonreír, ella también estaba nerviosa —. Mi nombre es Reala Ramos, sí, mi nombre es prácticamente igual al de mi personaje. Soy de Barcelona, pero mi familia es de Madrid, y tengo 25 años.

— Bueno, supongo que a mí me conoces — sonrió él.

— La verdad es que sí — rió —. Veo tus vídeos desde hace muchos años, pero no quiero que pienses que por eso...

— Tranquila, no lo hago. "Rihanna" me dijo lo mismo — interrumpió, esto último diciéndolo mientras hacía comillas con los dedos.

— Es verdad, tenemos que hablar de eso...— suspiró —. Supongo que Auron, quiero decir, Raúl te habrá contado una gran parte de lo que me dijo. ¿Alguna otra cosa relevante que te dijera ella y que no sepa?

"Que me quería", pensó.

— No mucho, creo que te lo ha explicado todo — mintió.

— Dentro de lo que cabe me ha explicado bastante. Y no, no tengo ningún perfil para Ryala— explicó —. Entré a SpainRp por casualidad, me aburría y buscaba un servidor en el que entretenerme. Siéndote sincera, nunca hubiera imaginado que se convertiría en lo que es ahora, y la verdad es que estoy orgullosa, muy orgullosa de lo lejos que ha llegado — sonrió, interrumpida por el camarero el cual le traía su merienda.

Era muy habladora, y él la escuchaba atentamente con una sonrisa. Le habló de viajes, sus estudios, sus amigos y sus aficiones, tenía sueños y aspiraciones, y poco a poco los iba consiguiendo.

Si de algo se percató Rubén en ese rato es que Reala y Ryala eran la misma persona en el sentido literal de la palabra. Ryala no era un personaje, era ella dentro de un juego viviendo la vida que aspiraba a conseguir: tener un famoso bar en el centro de la ciudad con sus clientes habituales y amigos cercanos siendo ella su propia jefa. Actualmente trabajaba en uno como ayudante de cocina y camarera, para así poder ganar dinero y comprar un local.

Pasaron más de una hora hablando, y al salir de la cafetería él preguntó:

— ¿Tienes algo que hacer ahora?

— No, la verdad es que no tengo planes— contestó — ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?

— ¡Claro!

Pasearon por las calles y recorrieron las ramblas de Barcelona notando como a cada paso que daban oscurecía un poco más. El ambiente se volvía cada vez más frío, y las luces de navidad que decoraban la ciudad le daban un toque perfecto al ambiente.

A pesar de que eran las nueve había mucha gente fuera y las terrazas de los restaurantes estaban abarrotadas. Rubén le preguntó a ella:

— Reala, es tarde. ¿Quieres que te lleve a casa o quieres que vayamos a cenar a algún sitio?

— No quiero molestarte mucho — rió —, vivo cerca, es decir, puedo ir sola. Si quieres te puedo llevar yo, o te invito a cenar.

— ¡No molestas! Y no, si vamos a cenar te invito yo.

Ese tema inició una discusión entre risas, pero Reala la interrumpió diciendo:

— Tengo una idea mucho mejor. Te llevo al bar en el que trabajo y preparo yo la cena. Quiero que valores mis platos. Al fin y al cabo, los dos salimos ganando, ¿no?

Él la miró dudando. Reala hizo un puchero con el labio intentando convencerle. Rubén se sonrojó y no pudo evitar el echar a reír una vez más.

— Venga, acepto — cedió finalmente con una sonrisa.

Reala entró al lugar como si fuera su casa. Saludó a los camareros y se apartó un momento para hablar con uno de ellos y explicarle el por qué había venido. El que al parecer era el encargado le sonrió, tanto a ella como a Rubén, y después de eso, ella le acompañó hasta su mesa.

— ¿Qué desea tomar? — le preguntó ella en un tono muy formal.

— Sorpréndame — contestó Rubén siguiéndole el juego.

— Lo haré — sonrió mirando al vacío, imaginando que podría prepararle —. ¿Menú de dos platos o uno solo?

— Solo uno, por favor.

— De acuerdo, vuelvo en un rato.

Y en el mismo momento en el que ella se marchó, su teléfono empezó a sonar. Era Raúl.

— Hola tío, ¿qué tal? — contestó el malagueño.

— Bien, he cerrado un stream hace nada. ¿Cómo va?

— Muy bien tío, Reala es un amor — dijo, eso último susurrando.

— Al final a JJ le han salido bien las cosas, ¿no?

— Sí, pero aunque para mí ella es Ryala, yo para ella no soy JJ.

— No asumas nada. ¿Acaso se lo has preguntado?

— ¿Debería?

El catalán se detuvo por unos segundos

— Si no ves la ocasión, justo antes de volver se lo sueltas — dijo finalmente.

— Uf... No prometo nada.

— Lo doy por hecho — rió —. Oye, y también doy por hecho que ceno solo, ¿me equivoco?

Ambos echaron a reír.

— No, no te equivocas. Lo siento tío.

— Tranquilo anda, pásalo bien — finalizó Raúl.

Colgó. Y dos minutos después, la comida estaba sobre su mesa, un plato compuesto por diferentes tapas de la costa con un aspecto increíble.

— ¡Dios! — exclamó Rubén. Estaba asombrado.

— Gracias — sonrió ella.

— Reala, si abres un bar, que sea en Madrid. Te lo pido por favor.

Ella rió.

— Pero me tienes que prometer que vendrás cada semana.

— Dalo por hecho. Me pasaré cada día si hace falta — sonrió él.

gta roleplay | rubiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora