Prólogo

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Lee Gon, conocido como el Rey Tirano, miraba la pantalla observando la actuación de la reciente ganadora del Gran Premio, Jeong Tae Ra.

Secretamente había seguido la mayoría de sus movimientos desde que solo era una pequeña actriz de reparto. Ella, a diferencia de muchas otras actrices que vivían en el Reino Independiente de Corea, no era de las que saltaba al verlo, aunque tampoco era que hubieran tenido muchas oportunidades de encontrarse, en las dos veces que la vio de frente fue en un evento de caridad al cual tuvo que asistir obligado por su corte real (ante lo cual casi los despide a todos), donde ella donaba parte de sus ingresos para la ayuda internacional, y en un evento de inauguración de marca de celulares que se exportarían también de manera internacional donde la protagonista del anuncio publicitario también era ella.

Era considerado un rey tirano y así era. Tenia opiniones demasiado radicales y cuando no se hacía lo que él decía temblaba el reino independiente, por que su palabra era ley y siempre fue así incluso desde pequeño. La gente lo atribuía a la falta de una guía materna y paterna pero todos sus familiares cercanos habían muerto en un accidente de avión cuando el tenía ocho años y quedó como único en la línea de sucesión asumiendo su papel de rey y creciendo de manera solitaria y mal criado.

Ahora, aparte de la desicion de deshacer el gabinete y gobernar por su cuenta se sumaban la preocupación en las redes sociales por que no tenia su altar ceremonial completo con un hijo.

Tenía 33 años y según la gente del conglomerado reino independiente, y de acuerdo a las críticas, su personalidad tirana haría que muriera joven y cuando lo hiciera (que era lo que todos deseaban) no habría un príncipe heredero y con la monarquia disuelta el país podía entrar en caos.

No le interesaba establecer un matrimonio con ninguna princesa de otro país y reino, ya que quería mantener el reino independiente de Corea de esa manera. La única mujer que había captado su interés recientemente ( y no era por falta de oportunidades, ya que hasta las actrices de otros continentes querían salir con el rey tirano) era aquella que, con lágrimas fingidas, le decía a su amor del drama que ya no podían seguir juntos por que no lo amaba. La verdad en el drama era que su mejor amiga le pidió que lo dejara y ella interpretaba a una sensible tontarrona que preferiría hacerse a un lado por la amistad que luchar por lo que quería. Muy cliché, pero tenía enganchada a todo el reino, rey incluido.

Era bella a su manera, no era llamativa por su rostro que era de lo más normal, aunque su negro cabello y boca seductora lo tenían pegado a la pantalla. Una de las cosas sobre ella que más llamaba su insana atención era que los medios la describían como una creída narcisista y aún así le dieron el Gran Premio por sus dotes actorales.
No podía evitar sentirse atraído por esos comentarios, especialmente teniendo en cuenta su propia personalidad tirana e independiente.

Sería interesante de domar, después de todo podía casarse con una plebeya y nadie podría oponerse.

Él, el rey tirano, tenía legítima curiosidad por saber cómo sería estar cerca de la actriz narcisista.

El Rey Tirano y la Actriz NarcisistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora