Parte 8

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El incentivo respiratorio le sabía a porquería a Tae Ra después de usarlo todo ese tiempo pero se obligó a probar su capacidad inhalatoria y espiratoria por el bien del medico que la valoraba y el de sus maltratados pulmones.

Otros cinco días habían pasado y la infección estaba retrocediendo lentamente conforme los antibióticos se adaptaban al debilitado sistema inmunológico de la portadora.

Pudo ser peor, se contentaban con decirle los médicos mientras venían y comprobaban su bienestar cada cierto tiempo. No era dejada sola en ningún momento del día, pero quien la cuidaba era una enfermera particular, lo que la hacía creer que no lo hacían porque creyeran que intentaría escapar sino porque era la futura reina y debía ser cuidada. Si, después de todo la idea de huir, al menos por ahora, quedó descartada cuando la vida de Hye Mi entró a la ecuación, y se preguntaba por qué ella no se encontraba cuidándola. Lo único que esperaba era que no estuviera encerrada o algo peor ya que, después de todo lo que estaba haciendo y aceptando todo lo que pasaba, el rey debía cumplir su promesa de mantener a la propietaria a salvo.

No lo había visto después de la ultima y desastrosa reunión que tuvieron, pero lo agradeció profundamente ya que verlo era lo último que quería. Ella misma tenía un genio de lo más volátil y verlo activaba todo lo más negativo que moraba oculto dentro de su cuerpo.

Después de los primeros días de terapia intensiva fue dejada en una habitación realmente grande, tan amplia y bien amoblada que costaba creer que perteneciera a una clínica cualquiera, pero después fue informada de que era la clínica real, donde era tratado el rey y el personal del palacio siempre que fue requerido, así que ahí estaba la respuesta a su interrogante. La deferencia con la que era tratada era por ello y no sabía si gritar o simplemente aceptarlo.

Durante esos días pensó en tantas cosas que al final de cada uno de ellos se hallaba tan agotada mentalmente que lo único que hacía era dormir aunque no tan tranquilamente como podía verse desde fuera. Después el médico le dijo que los primeros días habían tenido que usar algún tipo de sedación especial en ella porque siempre se despertaba agitada lo cual la llevó a concluir que las pesadillas, esas que hicieron que estuviera a punto de enloquecer en su niñez y adolescencia habían vuelto. Esto también la orilló a comentarle ese antecedente al médico para que le formulara algún medicamento especial para dormir cuando ya nada estuviera pasando por sus venas, drogas especiales que no consumía desde hacía años atrás.

También sabía que este no guardaría el secreto médico, teniendo en cuenta a quién servían realmente, así que el tema de las pesadillas llegaría oídos del rey más pronto que tarde, información que no le serviría de nada porque si él pudiera sentirse conmovido por los sueños de Tae Ra no se hallaría ahí en ese momento.

Alguien tocó la puerta y la enfermera se levantó para recibir al recién llegado, el capitán Jo. Este le dijo unas palabras rápidas a la mujer antes de mandarla a retirarse y se volvió hacia ella para decirle sin expresión en el rostro y como la máquina humana que era que en dos días regresaría al palacio.

– ¿Y viniste solo a decirme eso? – dijo ella después de poner a un lado el incentivo respiratorio que, según anotó los datos el mismo aparato, había mejorado su capacidad respiratoria a un 70%. Aún tenía que usar el oxígeno por la cánula unos días más.

– Vengo a leerle la agenda del día cuando esté autorizada a salir – anunció sin ningún tipo de ceremonia ni compasión por el estado casi convaleciente de Tae Ra, pero ella seguía aprendiendo nuevas facetas de Jo Shi Hyun y una de ellas era esa, su falta de compasión, que debía ser un remanente de estar al lado del rey todo el tiempo.

El Rey Tirano y la Actriz NarcisistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora