Parte 16

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Muchas gracias por sus mensajes, MinEuns!!! Las amo demasiado, y agradezco infinitamente su apoyo y mensajes.

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La fuerza de la onda explosiva que venía desde el edificio del orfanato lanzó a Tae Ra al piso al igual que a todos los que la rodeaban. 

Un pitido en sus orejas y un líquido tibio deslizándose de una de estas comenzó a abotargarla mientras, por en medio de él humo que la ahogaba y los escombros, veía a la gente con el horror pintado en sus rostros. Debían estar gritando pero no podía escucharlos a pesar de saber que ella misma debía hallarse en esa posición de terror.

Alguien se puso sobre ella rápidamente e identificó el liviano peso de Hye Mi, que la protegía con su cuerpo mientras miles de esquirlas seguían volando. Parpadeó varias veces para aclarar su vista herida y seguramente Hye Mi se apartó de su lado cuando otro grito desgarrador se abrió paso por su garganta aunque no podía escucharse a sí misma, su rostro estaba cotraido del horror  por lo que alcanzó a observar en medio de las llamas y de el caos circundante. 

El orfanato estaba completamente destruido, por lo poco que lograba ver,  al igual que todas las vidas dentro de este y las de las demás personas que se hallaban cerca de la instalación. 

Los niños... todos esos pequeños...los profesores... estaba llorando, eso si podia sentirlo en medio de su rostro que, con la cantidad que polvo que habia llovido sobre este, se sentia acartonado y reseco. 

Hye Mi la ayudo a ponerse de pie cuando ella hizo el intento sola y su mareo le impidió ser lo suficientemente rapida. Los ojos enloquecidos de Tae Ra comenzaron a buscar a Lee Gon a lo lejos, donde debia estar en el momento en que seguramente una bomba explotó.

Lentamente su oído derecho comenzaba a funcionar y se escuchó llamándolo, gritando su nombre y temiendo lo peor, haló el brazo de Hye Mi a una direccion pero la localizacion de Gon de hace un momento quizá era el sitio mas peligroso para ir a buscarlo en ese momento.

Estaba demasiado desorientada asi que no sabía por donde estaba conduciéndola Hye Mi cuando finalmente se dejó llevar por ella.  El humo era demasiado denso y las personas seguían vagando en todas direcciones quizá tan desorientados por las cenizas, el tropel, y la desesperacion que seguia lloviendo, tropezando con cualquiera o trastabillando cuando sus pasos daban con algun cuerpo caido. 

Tambien había cadaveres en el paso a medida que iban  acercándose a no sabía donde. Su voz seguía llamando a gritos enloquecidos a su esposo mientras veía también cuerpos de guardias reales y su estómago comenzó a verse revuelto nuevamente.  

—Hye Mi... el capitán... el rey...– no podía hablar nada coherente. Hye Mi tampoco parecía saber que hacer, simplemente caminaban sin rumbo fijo intentando encontrar a alguien conocido entre la multitud y los demas afectados de la onda explosiva. 

En un momento dado alguien la tomó del brazo con fuerza y comenzó a tirar de ella en otra dirección. Aferró la mano de Hye Mi para no soltarla y al mirarla vió que tenía una expresión aliviada en el rostro. Tae Ra levantó sus ojos para ver al jefe Kang que las conducía entre la gente con tanta facilidad como si estuviera acostumbrado a ver tantos cadaveres y gente herida. Caminaron confiadas, esperaba que a donde fuera que las estuviera llevando fuera seguro y pudiera ver a su esposo, todo aquello debía ser lo que el se calló y seguramente cuando lo encontrara iba a sacarle la verdad así tuviera que hacerlo a golpes.

Su audición finalmente volvió en sí al mismo tiempo que entraban ahora con afanosa claridad  los gritos de desesperación, dolor, desmembramientos, pánico y todas aquellas sensaciones surgidas del terror que comenzaron a invadir la cabeza de Tae Ra. En medio de todo eso se hallaba el temor que comenzaba a desesperarla al no saber de Lee Gon. No podía ver más allá de sus dos pies, los de Hye Mi y la persona que las guiaba mientras se alejaban del barullo, aunque en el fondo se morÍa por regresar y asegurarse de que su esposo estaba bien, e intentar hacer algo por los que se quedaron en el epicentro. 

El Rey Tirano y la Actriz NarcisistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora