Parte 3

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Gon permanecía en su despacho mientras rememoraba todo lo acontecido ese día. Si, se había precipitado un poco pero al tener cerca a la actriz su decisión de hacerla su reina se había terminado de formar para convertirse en una resolución inamovible como todas aquellas que tomaba y de las que nadie podía persuadirlo. Fue una de esas decisiones antes tenerla en persona, pero después de estar tan cerca y probar el rechazo de la joven había sido algo mucho mas fácil de contemplar. Su renuencia un estímulo adicional a toda  aquella adrenalina que le producía pensar en que sería su esposa, y su amenaza de encerrarla si no aceptaba tan real como su estatus de rey, de ella no pensaba recibir ninguna negativa.  

Quizá estaba siendo irracional pero eso nunca lo detuvo de hacer lo que quería, sin medir las consecuencias, ni para él ni para las personas que lo rodeaban, siempre que quiso algo lo consiguió sin importar los medios ni lo que tuviera que gastar en ello.

Sabía que la única persona cercana a él, Jo Shi Hyun, tampoco estaba de acuerdo. Parecía creer que Jeong Tae Ra no era una opción viable de reina especialmente por su ocupación. Preferiría seguramente que él se hubiera mezclado con alguna realeza del exterior pero, como había dicho antes, eso no le interesaba en absoluto, aunque el pasado de Jeong Tae Ra también fuera cuestionable por sus orígenes ocultos, era la plebeya que escogió y todo el reino tendría que aceptarla de la misma manera en que lo hizo él, o podría mandar a encerrar a quien siquiera pensara en oponerse.

Contempló el libro de poemas, con las hojas amarillentas y ajadas, que tenia en su posesión desde hacía años, única prueba existente de sentía algo (si es que se le podía llamar así)  algunas veces y de que no fue concebido directamente por el diablo. Perteneció a su madre quien, el día del viaje en donde murió toda la familia real, lo dejó en el palacio por accidente. Era un libro sensiblero de poemas de amor sobre viajeros en el tiempo, que se encontraban en una dimensión u otra. Nada que tuviera mas ciencia ficción pero aun así era demasiado romántico en su esencia principal, pero la redacción y narrativa eran exquisitas a su manera y era algo que él admiraba.

Volviendo al tema de Jeong Tae Ra, no comprendía realmente. Ahora que tenía tiempo hacía una introspección respecto a los sentimientos que tenia por ella. ¿De dónde salió aquello?

Recordaba perfectamente el momento en el que por fin cruzó sus ojos con los de la actriz y luego aquella sensación de conexión instantánea que percibió por todo su ser, algo que nunca le pasó con nadie, ni siquiera con ninguna de las mujeres que pasaron por su vida, que fueron bastantes.

Aún ahora no sabía qué era lo que lo llevaba a desear tenerla de cualquier manera posible, así esas maneras estuvieran del todo fuera de lo normal.

Ella pensaba lo mismo que todos los demás en el reino, y su desdén hacia él era mas que palpable. Aunque era actriz era fácil para él leerla y por ese motivo había montado una guardia secreta alrededor por los próximos días. La condescendencia y aceptación de su futura reina no eran reales y debía estar planeando la manera de escapar o algo igualmente estúpido.

Si, era un método deplorable, desde cierto punto de vista, pero si se trataba de conseguir lo que quería, cualquier medida era válida , ya que no iba a permitir que ella huyera y desbaratara todo lo que planeó para su propio futuro que la incluía inevitablemente.

Según recibía información esa noche ni siquiera encendió las luces de su casa, así que lo que pasaba adentro solo podía ser material de especulación. Ordenó que permanecieran ocultos pero que fuera informado de cualquier movimiento por inusual que fuera, y que si intentaba huir o percibían un indicio de ello la siguieran y detuvieran sin hacerle daño en la medida de lo posible, pero frustraran cualquier intento de huir.

El Rey Tirano y la Actriz NarcisistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora