Parte 14

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Buenas tardes, antes que nada quiero agradecerles los votos y mensajes. Segundo, el motivo de tan pronta actualización es porque la semana entrante estaré completamente absorbida por mi trabajo y no podré actualizar, por lo que les pido que tengan paciencia. Muchas gracias.
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El capitán Jo estaba sentado en el mesón de la cocina, no había dormido pero no hacía falta, podía tolerar un día más de trabajo sin cansarse realmente. Sus propios pensamientos lo llevaban una y otra vez hacía lo que fue revelado.

Al estar siempre cerca del rey escuchó todo aquello que el sacerdote tuvo que decir acerca de la ex actriz. Era demasiado para digerir de un solo golpe y sabía qué el rey se sentía de la misma manera. Pero su instinto le decía que la triste historia de la reina había calado demasiado hondo en su alteza. Desde que lo conocía nadie sino esa mujer tenía el poder de manipular las emociones del rey de una manera que ni él mismo se daba cuenta, lo cual lo llevaba a hacer muchas asunciones, entre esas las que tenían que ver conque podía estar enamorado de ella y las consecuencias en caso que fuera verdad, y era lo más probable dado la manera en que se conocían.

¿Estaba listo alguien como Lee Gon para un sentimiento de tal magnitud? ¿podía acaso con la terrible carga que ese sentimiento podía imponer en alguien? Y la más importante de todas... En caso de que fuera cierto ¿ella correspondería?

Desde el principio fue claro que lo último que deseaba era ser la esposa del rey y aunque el matrimonio se llevó cabo ya había pasado el tiempo y los sentimientos de la reina eran tan indescifrables como al inicio.

Escuchó unos pasos entrar a la cocina y al reconocer el olor de quién acababa de entrar, recordó la otra razón que lo llevó a estar ahí a esa hora de la mañana, razón de la que no se sentía nada orgulloso pero que era tan inevitable como respirar.

–Buenos días, capitán Jo– escuchó la voz conocida. Se volvió a ver a la dama de la corte que a su vez lo miraba sin disimulo. Sabía que generalmente su ropa normal de vestir eran los sastres de trabajo incluido el chaleco antibalas, pero ese día vestía con ropa deportiva y tenía el cabello lejos del gel.

Hye Mi pensaba que no era justo que alguien se viera tan atractivo pero ahí estaba la prueba caminante a la que no podía dejar de mirar embelesada. Luego se dio cuenta de qué seguramente se lo estaba comiendo con los ojos y retiró la mirada, ya era bastante incómodo sin mirarlo saber que podía seguir afectándola de la manera en que lo hacía. Haciendo otra reverencia se retiró para salir al trote matutino.

Desde que el jefe Kang pasó a ser parte de la guardia real, aunque seguía dándoles clases de artes marciales, no coincidían seguido para la actividad de trote así que por ahora estaba sola y después de que su corazón se acelerara tanto sabía que era lo mejor. Acomodó sus pasos a su ritmo y salió trotando hacia las pistas en el camino que siempre seguían, le gustaba hacer toda su actividad física y luego pasarse saludar a los caballos. Seguía pensando en la seductora imagen del capitán Jo en la cocina real, y seguramente lo deseó con tanto ahínco que el mencionado tomó forma al lado de ella segundos después haciendo que se apartara completamente aterrada diciéndose que no sabía que pensar tan intensamente en alguien podía materializarlo de la nada.

–¡Dios, no haga eso!– gritó ella deteniéndose ahora para encararlo, no le bastaba con estar cómodo en su mente sino que ahora seguía apareciéndose en su presente.

Shi Hyun seguía sin saber qué era lo que realmente estaba haciendo ahí, lo único era que deseaba conocer qué era lo tan entretenido que ponía al jefe Kang cuándo trotaba con esta mujer todas las mañanas.

El Rey Tirano y la Actriz NarcisistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora