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 IVAR, VERDAD


Desde el momento en que ella se fue tu cuerpo se entumeció en su lugar y comenzaste a hervir de ira internamente, creías en ella, confiabas en ella, pero el verla alejarse al lado de la mujer que odiabas te generaba temor y desagrado. Te hacía falta, ella era tu calmante personal, quisieras o no admitirlo desde que la conocías tus ansias de matar habían disminuido y había crecido en ti cierta calma que no habías conocido hasta entonces y ahora lejos de ella...

Habías llegado a la taberna sin darte cuenta y comenzaste a beber con la mirada asesina pegada a tu cuerno de cerveza, ahí fue donde Floki te encontró.

-Pequeño deshuesado bebiendo en soledad y llorando por la otra mitad de su cuerpo alejándose de su lado- rió con ese sonido agudo que lo caracterizaba -vamos habla pequeño asesino-.

-No juegues conmigo anciano,- levantaste tu mirada -no estoy de humor para tus juegos- te dispusiste a beber de tu cuerno para terminar tu bebida y él la tiró de un manotazo -¡Floki!- gruñiste su nombre y te recargaste en la mesa para poder tomar su cuello y detener su probable huida.

-¿Qué harás Ivar?- preguntó amenazante luego de reír lo suficiente -no hay nadie quien detenga tus impulsos hoy- lo soltaste y comenzaste a moverte hacia la salida -¿Eso es lo que haces ahora niño?- te siguió por las cabañas cerradas, entre antorchas ardiendo -desechas los conflictos y olvidas tu legado-.

-¿Qué es lo que quieres Floki?- por fin te detuviste y lo volviste a encarar -No creo que tanto parloteo sea en vano, aun viniendo de ti- su sonrisa y luego esa mirada que indicaba que algo sabía de tras de la pintura permanente en su rostro te hizo poner atención a sus palabras.

-Si dejaste pasar algo como lo que pasó, quiere decir que estas en verdad decidido a establecerte con esa extranjera no es así-.

-¿De qué hablas Floki?- entrecerraste los ojos al centrarte en el.

-Me recuerdas a Ragnar sabes,- te miraba entre el crepitar de las llamas -especialmente en aquel día en que dejó ir al amor de su vida para mantener su propio legado-. Permaneciste callado escuchándole.

-Habla claramente, Floki ¿qué tiene que ver mi padre conmigo hoy día?- conocías la historia, la habías escuchado unas cuantas veces cuando eras niño; el cómo es que tu padre dejó ir a Lagertha en cuanto tu madre llegó embarazada para permanecer a su lado.

-Nada- se encogió de hombros -es sólo que quisiera saber si tu también lo harías al conocer la realidad que ignoras-

-¿Qué quieres decir con eso?- ¿molesto?, no sabrías describir exactamente cómo es que te sentías en esos momentos a la espera de que aquel barquero soltará su lengua por completo, pero mientras más tardaba en hablar, más te impacientabas.

-Está claro que esa mujer te hace bien, me agradó en cuanto la vi actuar, es una fuerte guerrera, clara admiradora de la reina escudera. Es fuerte por ambos- se movió a tu lado y palmeo tu brazo -por eso me pregunto ¿lo serás tú por ella Ivar?.

<<Es un secreto a voces que Lagertha asesino a tu madre deshuesado, sin embargo el mayor interés recae en el por qué de ocultar un justo derecho o el por qué de tu única ignorancia ante tal hecho.>>

El shock en el que habías caído al escuchar esas palabras no había sido tan pronunciado cómo pensaste que lo sería, pues internamente habías intuido eso desde un inicio, más nadie se atrevía a hablar de ello, ni siquiera tus hermanos que lo habían aceptado tan bien que despreciaste su amor por tu madre y ahora lo escuchabas de los labios de un verdadero amigo de Ragnar, de quien fuera tu maestro en tu infancia.

-¿Por qué me dices esto?- gruñiste a lo bajo -¿A caso tu no amas también a Lagertha? ¡Por qué imputarla ante mi si nadie más lo ha hecho!- Por fin explotaste de ira y te volteaste encarandolo para sujetarlo con ambas manos en el cuello sin importar que tus muletas cayeran.

-Porque, hijo de Ragnar, tienes el derecho de saber la verdadera razón de la muerte de tu madre- tomó tus muñecas y sosteniéndote con su cuerpo se inclinó a levantar ambas muletas para entregártelas.

<<Es verdad, amo a Lagertha cómo amé a tu padre Ivar, es por eso que te digo lo que ahora escuchas- te agarró el rostro con su diestra enjugando con rudeza las lágrimas que habían comenzado a caer por tus mejillas -tu madre estaba destinada a morir desde que Bjorn la vio ir al lecho de su padre y aun así Lagertha la dejó vivir sabiendo que con ella se cumpliría el presagio que los dioses dieron a tu padre; más cuando abandonó a Ragnar a su regreso de París, aquello que detenía a Lagertha de tomar su venganza por fin desapareció, él no la busco y ella ignoró su regreso, ustedes eran adultos entonces y no necesitaban sus cuidados.>>

-La mataré- murmuraste para ti y él sonrió sin hacer sonido alguno.

-Lagertha no es tonta, se dispuso a ocultar el hecho por el bien de todos los hijos de Ragnar y aun así ha viajado buscando una defensa ante futuros enfrentamientos. Incluso, llevando con ella a quien no sólo le recuerda a su hija, sino que es un seguro contra una emboscada por ti hecha, sumándole el que es una gran guerrera y admiradora- gruñiste bajo, las lágrimas se habían suprimido cuando comenzaste a escuchar de Gida y el rencor comenzó a florecer en tí nuevamente -Así que Ivar, aun tienes tiempo para tomar esta decisión-.

Palmeo tu hombro una vez más y regresó sobre sus pasos a la taberna probablemente para seguir bebiendo, dejando en ti el conflicto que probablemente Gida y tus hermanos habían tratado de evitar.

PROSTITUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora