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PARTE 2: ORGASMO

Lo montabas a horcajadas cuando una de las otras chicas entro a dejarles algo de vino y con tu mano la jalaste lo suficiente como para que cayera justo a su lado, miraste a Ivar de reojo cuando puso su atención en ustedes a pesar de estar disfrutando tus movimientos sobre él y sin despegar sus miradas besaste a la chica rubia sometiendo sus movimientos con una mano en su largo cabello y bajando hasta sus senos con parsimonia con ayuda de tu lengua cuando te cansaste de su boca. Ivar no despegaba la vista de ustedes así que con la mirada y un parpadeo le indicaste que prestara atención. 

     Detuviste tus movimientos solo apretando tu interior mientras besabas a la chica a su lado, bajaste con picos apenas hasta su hombro donde dejaste una leve mordida y te soltaste a amasar su seno izquierdo mientras lamias, apenas por encima, el pezón derecho expirando sobre él y creando un gran estremecimiento en la muchacha que se deshacía entre suspiros y jadeos. La hiciste recostar su cintura sobre el brazo derecho de Ivar quien las miraba sin perder detalle mientras tu acariciabas su cuerpo delicado y suave y la besabas por debajo de su ombligo, dejando una mordidita en su monte de Venus, más cerca de la pierna derecha, soplando con aliento helado el sitio para verla temblar nuevamente.

     Que frágiles te parecían a tu merced, expectantes por lo que harías a continuación con ellos. Saboreaste el momento cuando tras un nuevo movimiento de tus caderas sobre Ivar, este gruño y sostuvo con fuerza una de tus piernas mientras con la otra hizo lo mismo en la cintura de la chica quien a su vez soltó un gemido entrecortado pues, a la vez que tus movimientos sobre Ivar continuaban, habías hundido tu rostro entre sus piernas, besando con parsimonia su intimidad que para ese momento ya se encontraba lo suficientemente húmeda. 

     -¿Ves esto?- Obtuviste nuevamente la atención de Ivar al mostrarle tus dedos con un fluido- pon atención- introdujiste algunos de tu mano izquierda dentro de su cueva y los de la derecha, esos los pusiste a la altura de sus caderas, a la vista de Ivar, mostrándole los movimientos que hacías con su hermana dentro de la chica.- No necesitas más que éstos- Lamiste dos de tus dedos más largos y los dirigiste nuevamente a la entrada de la chica quien comenzó a gritar con cada uno de tus movimientos bajo la atenta mirada de Ivar- En círculos- y repetiste el movimiento con tu lengua dentro de tus labios entre abiertos.

     El gruñido del hombre bajo tuyo se hizo oír sobre los gemidos y jadeos de la chica en tus manos y supiste que había terminado nuevamente y, tal cuál lo había hecho las veces anteriores, subió a besarte en los labios con esa pasión recién descubierta.

     -¿Qué más tienes para mostrar?- jadeo aún pegado a tu boca y tu sonreiste. 

     -Movimientos- respondiste a la vez que la chica soltaba otro grito de excitación- de arriba hacia abajo- murmuraste y repetiste el movimiento de tus dedos con tu lengua dentro de su boca- entrando y saliendo- y tus besos se volvieron cortados, con leves mordidas, más allá de "picos agresivos" que ambos disfrutaban y que él vio era lo mismo que tu mano hacía con la chica a quién habías sostenido del vientre para evitar que se moviera y que a su vez no dejaba de gritar y expulsar cierto líquido en donde chapoteaba tu mano- incluso, Ivar - Robaste su atención de la chica que se deshacía en su orgasmo y que se había dejado caer de lado dándoles la espalda con la respiración entrecortada.- solo saber donde tocar.

     Tras tus últimas palabras lo liberaste de la prisión que eran tus piernas, lo que lo llevó a soltar un suspiro, para luego abrir grandes los ojos al verte sentada frente a él: completamente desnuda, piernas abiertas y con una de tus manos bajando de tu cuello hasta tu húmedo sexo.

     -Puedes irte- hablaste al viento, por lo que la chica ya recuperada salió, sin ocasionar ningún otro ruido, del cuarto.- Sólo dos dedos Ivar- lamiste tus dedos índice y medio mientras rosabas tus labios con la otra mano- incluso uno sólo- mordiste y succionaste levemente tu pulgar y recargandote, con la mano que anteriormente viajaba por tu sexo, en tu espalda ubicaste los dedos mencionados sobre tu clítoris manipulando suavemente ante Ivar, quien había cambiado de oposición para quedar más cerca de ti y posteriormente, aumentaste su ritmo. Tu respiración se volvió más profunda y entrecortada y con tus labios semi-abiertos dejabas escapar gemidos que mantenían a tu acompañante expectante, hasta que tu orgasmo llegó.

     Las contracciones no se hicieron esperar por mucho, y cuando te sentías más húmeda y débil él te sujeto de las piernas, jalandote lo suficiente para enterrar su rostro en tu intimidad y con su lengua aumentar la vida de tu orgasmo, haciéndote gritar por poco y apretar las piernas al rededor de su cabeza disfrutando todas y cada una de las sensaciones que ese aterciopelado pedazo de músculo te causaba. El maldito sí que aprendía rápido.

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