6

3K 135 7
                                    

LESIONES

Llevaban un rato haciéndolo, el sudor recorría sus cuerpos y sus miradas exitadas chocaban continuamente, te sentías adolorida como nunca y eso solo te llenaba de felicidad, pues no era el mismo dolor anteriormente inculcado.

     -¡Cuidado!- sentiste el golpe en tu pierna y caiste de espaldas sintiendo posteriormente el filo del hacha en tu cuello junto al cuerpo de Ivar que se habia posicionado sobre ti; su respiracion agitada cerca de tu rostro y el brillo de su azulado mirar obstruyendo tu vista. Fue entonces que reaccionaste, tu mente volvio a la situación actual y cerraste los ojos al sentirte perder ante aquel hombre -¿Te encuentras bien?- volviste a escuchar la voz de Ubbe, ahora sobre la risa de Ivar, quien no se movía de su lugar sobre ti -Ivar quitate ya-.

     -Mhhh- bufo, pero no se movió de su lugar y al contrario se acercó aún más a ti recargando su hacha, ahora, en tu hombro izquierdo causando que sangrara levemente amte la presión ejercida. 

     -Ahhh- Exclamaste, no supiste si fue de dolor o placer pero a Ivar le encanto pues su gruñido lo dio a entender y que posteriormente se agachara a lamer la herida causando en ti un nuevo gemido, esta vez sí, de placer.

     Quitaste el hacha de sus manos y posicionando tus pies sobre la tierra le diste la vuelta rápidamente, ahora él era quien se encontraba a tu merced: contigo sobre sus caderas sujetando sus brazos por encima de su cabeza, aunque siendo sincera contigo tal sometimiento no duro mucho pues la facilidad con la que Ivar levantó sus brazos, aun contigo poniendo fuerza y luego enterró su cabeza en tu pecho haciendo un abdominal perfecto, sin hacer una sola mueca, ese hombre tenía fuerza en cada parte de su cuerpo.

     Reiste al sentir su lengua en la herida antes causada; claro que había escozor, solo que pensar en que habías intentado detener sus brazos con los tuyos, aún cuando es esa parte de su anatomía, precisamente, lo más fuerte de Ivar, te ocasionaba algo de risa. La próxima vez te sentarias en ellos. Podría ser los más fuerte de su cuerpo, pero tus piernas eran lo más fuerte del tuyo y no te dejarías vencer por alguien a quién, al parecer, le habías despertado una gran apetito sexual.

     -Ivar- El solo soltó un leve gruñido -Detente "Deshuesado" tenemos público- respondiste solo sintiendo un jalón a tu cabello antes de que unas manos te atrajeran aún más, si acaso era posible, hacía su cuerpo haciéndote sentir su firme dureza que poco a poco iba despertando -Hombres- murmuraste para ti al sentir el bufido exitado del hombre debajo de ti en tu cuello.

     Lo que siguió fue rápido, una mano se coló en tu campo visual y luego Ivar fue alzado y arrojado frente a ti con rapidez, acción que te ocasionó algo de risa a pesar de saber que eso sólo lo haría enoja aún más. 

     -¡Ubbe!- Gruño con enojo antes de sostenerse con sus brazos mientras hiperventilaba.

     -Ya, ya- interrumpiste su rabieta luego de ser levantada por el mencionado y sacudirte un poco. -Vamos Ivar, estamos entrenando, no te distraigas- caminando hacia él le ofreciste ayuda para sentarlo en un tronco, la cual rechazó -Eres un berrinchudo- reíste mientras lo ayudabas a levantar por cuenta propia a pesar de su reticencia, pero al dejarlo él dio vuelta a tu cuerpo y con la poca experiencia que le habías dado te beso a la fuerza, jalando tu cabello con una de sus manos mientras la otra te acercaba a su cuerpo con dureza; y el muy maldito lo hacía tan bien.

     -Esta noche, no te libraras de mi- habló a tu oído sintiendo la mirada de Ubbe a tu espalda, probablemente Ivar lo miraba amenazante -Y no me importa cuantas personas haya alrededor- y ahí estaba la amenaza en su voz -Si no quieres que nos interrumpan más te vale encontrarnos a solas Amaedis- de nuevo ese nombre saliendo de sus labios, es cierto que ese hombre te causaba escalofríos y siendo sincera eso te encantaba, lo malo era ese nombre cristiano que, a pesar de saberlo, había soltado para tu enojo. Bien si eso quería.

     -Esta bien- respondiste ahora siendo tu quien jalaba su cabello trenzado, más fuerte de lo satisfactorio- Pero recuerda que si te acepto, es por que soy una mujer libre Ivar- bajaste la voz al hablarle al oído- y si yo quiero, me acuesto con tus hermanos: Hvitserk- pasaste tus labios por su manzana  -Ubbe está aquí, podría hacerlo con el ahora mismo- mordiste su lóbulo -Incluso con Bjorn ¿Quién no quisiera tener sexo con el gran Ironside?- le tomaste la quijada para mirarlo a los ojos y encontrar enojo y diversión en ellos- o con todo Kategatt si quisiera "Deshuesado"- soltaste la última palabra como un reto, pero el sólo sonrió ladinamente- pero de momento estamos entrenando y no quiero más retrasos Ivar- él te soltó y tu sonreiste dejándote caer en la tierra frente a él, esperando a que Ubbe se les uniera.

     Se sentó a tu lado recargando sus manos en su espalda -No eres tan mala después de todo- fue lo primero que dijo -¿Cómo fue que aprendiste?- preguntó y tu sólo te encogiste de hombros.

     -Memoria muscular- fue todo lo que respondiste, ellos te miraron y tu proseguiste- mi padre me entrenaba cuando niña, era como jugar; así que luego de su muerte y de todo lo demás, trate de nunca perder el toque, aunque por ello me gané muchos castigos.

     -No nos has dicho cómo murió tu padre Gida- Ambos te miraban atentos a tu respuesta, así que decidiste contar tu historia.

     -Acompañabamos a un conde de Dinamarca a saquear, luego del triunfo de Ragnar en Wessex, pero nuestra compañía no fue tan fuerte, ni tan grandiosa cómo la de él. Los Anglosajones atacaron el campamento donde sólo habíamos mujeres y niños, yo no fui lo suficientemente fuerte y cuando mi padre y los demás guerreros regresaron se encontraron con una masacre y con las pocas que sobrevivíamos violadas.

     《Nos preparabamos para partir cuando ellos regresaron en mayor cantidad y volvieron a masacrarnos, yo distingui a mi violador y me dispuse a asesinarlo, pero no era tan buena y fui rodeada, mi padre me protegió y murió con hacha en mano, dandome la oportunidad de matar a quién me hirió, pero fui detenida y llevada con ellos, dejando el campamento completamente incendiado, nadie más que yo sobrevivió me dijeron y luego fui vendida como esclava a un prostíbulo.- sonreiste-

     《La señora me puso en "cinta" desde que llegué, me entregó a quién se le puso enfrente para "entrenarme" y cada que peleaba para escaparme se me quitaba el alimento y era forzada a una mayor carga de trabajó. Así que decidí darles lo qué querían hasta que un cristiano enfermo intentó que hiciera algo aberrante y lo tuve que asesinar. Mi dueña me golpeo tanto que dejó marcas en mi cuerpo- cruzaste tu brazo frente a ti y tocaste tu espalda -extrañamente saberme como Cristiana conversa y marcada por mis anteriores actos paganos exitó aún más a los cristianos, así que dejo de tener consideración a mi cuerpo por ser prostituta y cada que me revelaba o atacaba a alguien se dedicó a golpearme. Hasta que llegaron ustedes claro está- volteaste a mirarlos- al final, con su llegada y mis planes para mantenernos con vida logré estar ahora a su lado- diste por terminada tu narración y los viste dedicados a observarte, no decían nada y sólo Ivar mostraba una sonrisa mostrando su dentadura, conforme con lo que habías dicho.

PROSTITUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora