IVAR
La compañía en el extranjero había sido todo un éxito, tu padre seguramente se enorgullecería en el Valhalla mientras festejaba con los caídos en batalla. El saqueó era jodidamente excitante, interceptarlos por la noche o durante el día, batallar contra un gran ejército que no lograba hacerle frente a su armada, bañarse en tanta sangre que se vuelve imposible distinguir si es de amigos o enemigos, el cuerpo tenso, las espadas relampagueando, el estruendo de sus hachas en los escudos y aquel nudo que se formaba en tu abdomen bajo y era expulsado exclusivamente con los gritos en batalla...
Hasta que llegó ella, claro, lo jurabas por los dioses, esa mujer debía ser una bruja. La excitación que lograba causarte con solo una caricia, un beso, ¿qué decías un beso? No necesitaba siquiera tocarte, ¡una mirada! ¡Su sola presencia! No era humana. Esa mujer era una bruja, una bendecida por los dioses, dedicada exclusivamente a lo sexual; y no terminaba ahí, con la breve demostración que dio en el entrenamiento pudiste observar que no sólo te parecía atractiva, sino que era buena batallando y eso, sabías, era lo que más te excitaba.
Desde el inicio el que no te temiera a pesar de haber oído de ti llamó tu atención. Luego su intento (y logro, admitías) por tener intimidad te excito pues te había desarmado y jugado contigo hasta terminar cubierta por la sangre de tu armadura. El hecho de haber logrado quitarte estrés sin necesidad de batallar; te habías comportado tan docilmente ante ella, acatando sus peticiones, seguido cada una de sus órdenes (aunque no lo habían sido del todo). En lo único en que pensabas era en volver a repetirlo. Cuánto deseaste porque la noche no acabará cuando la pasaste a su lado, entre sudor, saliva y sangre, por que sí, no solo fue la sangre que te cubría, sino que en cuanto la penetraste y te diste cuenta de que no dejaba de sangrar (si bien es cierto que temiste haberla lastimado) comprendiste que era la temporada lunar de esa mujer, y eso te excito mucho más de ser posible.
Ahora entendías por qué tus hermanos amaban estar con mujeres y no sólo tus hermanos, todos los hombres y mujeres existentes, comprendías, gracias a ella, el placer asfixiante que podían dar y recibir en aquella danza mutua que entendiste cómo el enfrentamiento más placentero que tendrías con alguien, donde ambos terminarían con vida y ganas de una ronda más.
Luego de saber su historia, comprendias su fiereza, su destreza y sentías aún más ganas de poseerla. Sabías, de sus propios labios, que si lo lograbas era gracias a que tu también le atraías de algún modo, puesto que te había dejado MUY en claro que ya no era más una prostituta y que se acostaria únicamente con quién ella lo decidiera pues, de igual manera, dio a entender que el sexo era una de sus actividades preferidas.
Llevaban dias viajando juntos y el saberte con la posibilidad de explotar tu sexualidad, tal cual tus hermanos lo hacían, te llevó a buscar compañía entre las mujeres que iban con ustedes y aunque te la pasabas bien ninguna te hacía sentir lo que ella, la maldita de Amaedis te habia embrujado. De la misma manera en que las hacias correrse tu tenias orgasmos por igual, pero no era lo mismo; al inició ellas mostraban el miedo que ella nunca reflejo y luego, mientras ellas se mantenian dóciles a acatar lo que les pidieras hacer, Amaedis esa mujer te lo hubiera puesto difícil, habría peleado contigo por mantener el control de aquella satisfactoria batalla para terminar aferrado a su cuerpo mientras dormía. Más no era ella quien se encontraba a tu lado y ya estabas deseando que se fuera.
Luego de ese entrenamiento donde había amemazado con acostarse con todo Kattegat no la habías vuelto a ver, en cuanto terminaron ella fue a ayudar con el campamento y ustedes se dedicaron a planear el proximo saqueó; no la viste durante la noche pues decidiste ir a buscar a otra mujer que la suplantara y en los dias siguientes la viste regresar al lado de Bjorn aparentemente de un arduo entrenamiento; ambos con sus ropas rasgadas, armas y escudos en sus brazos cansados y ahora, cubiertos de sangre.
-¡Bjorn, Gida! ¿Qué fue lo que les paso?- Te arrastraste a su encuentro observando atras de ellos a Ubbe cargar a un hombre inconciente.
-¿Todo esta bien en el campamento?-
-Por supuesto que esta bien, Hvitserk fue a dar una ronda y aquí no hay más que discusiones de borrachos- le respondiste a Bjorn, el solo asintió y siguió de frente.
-Ubbe, conmigo. Gida te lo dirá,- volteo a mirarte - en cuanto acaben ven a la tienda. Tú- señalo a un hombre pasando- Busca a Hvitserk, lo necesitó- siguió andando hasta perderse entre las tiendas.
Ella, por su parte, se dejó caer de espaldas a tu lado, brazos y piernas estiradas y la respiración aún acelerada.
-Fuimos un poco más lejos de lo habitual, era parte de mi entrenamiento- comenzó cuando regulo su respiración -Bjorn me sometía cuando una flecha calló cerca nuestro seguido del cruce de espadas. Al parecer Ubbe iba siguiendo a un grupo de cristianos dedicados a encontrar el campamento, pero se desviaron al ver la posibilidad de capturar a uno de sus líderes, fue entonces que lanzaron la flecha que Ubbe desvió- hasta ese momento ella no dejo de mirar las hojas de los arboles que se atravezaban para llegar al cielo -Eran poco más de una docena- río -acabamos con todos- se levantó de su lugar y te miró a su lado -Ubbe capturó a uno. Bjorn debe estarlo interrogando ahora- al oirlo te dispusiste a ir con tus hermanos y ella te ayudo a levantarte, pero en lugar de ir hacia las carpas te guío hacía unos arbustos donde te tiró.
-¿Pero qué diablos haces?- te dispusiste a protestar claro, hasta que viste la parte baja de sus ropas caer al suelo y la sentiste montarte de frente.
-Yo aún sigo excitada- murmuró mientras te besaba y acariciaba tu miembro bajo tus ropas -sera rapido- y sin oponer resistencia de tu parte dejaste que se empalara, sus movimientos eran frenéticos e irregulares, al igual que su respiración y solo para acallar un poco sus gemidos se dedico a besarte, lo que no te molestaba realmente. Saboreaste el sabor a sangre de sus labios y el de sudor de su cuello, y cuando ambos terminaron se dejaron caer en el pasto, tu sobre ella, las respiraciones aún aceleradas y los cuerpos tensos.
Cómo pudiste acomodaste tu pantalón y la cubriste con las pocas prendas que se había quitado, te disponías a alejarte cuando su mano sostuvo la tuya. No dijo nada, sólo te miró y luego de una leve sonrisa cerro los ojos, fue entonces que te retiraste.
Siendo sincero contigo no sabías que te excitaba más, el haber estado con ella y aquella muda promesa de más o el estar a punto de una nueva batalla. El rostro de Bjorn y el cuerpo inerte del cristiano era lo que promulgaban y sabías, gracias al ataque de ese día, que no mocesitabas preocuparte por ella, pues se encontraría bien dentro o fuera del campo de batalla. Solo esperabas ser el primer hombre con quien se cruzara al final de la misma, pues no disfrutarias para nada que se quitara con alguien más, cómo lo hizo contigo, ese excedente de excitacion acumulado en su cuerpo.
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PROSTITUTA
أدب الهواةVendida como esclava luego del asesinato de tu padre, terminas en un prostíbulo en tierras cristianas donde pasas practicamente la mitad de tu vida, sin embargo ellos no pueden controlar tu sangre pagana y la llegada de ese gran ejército Vikingo te...