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Rey

La tensión era palpable en el ambiente, las ansias de matar de Ivar chocaba con la seriedad y firmeza que veías en Bjorn cuando visitabas a Lagertha en su "Palacio", si bien tu amante no había puesto un pié dentro del lugar desde tu regreso, al verlos cruzarse en las calles te hacía temer un venidero conflicto.

     Siempre había existido cierta separación entre los hermanos, al menos eso habías escuchado y durante su viaje a Kattegat los habías visto actuar siempre en un conjunto algo extraño, así que no te sorprendió cuando cada uno se separó al llegar a su ciudad natal, sin embargo lo que ahora veías era una clara muestra del lado al que apoyarían.

*****

La batalla estaba cerca y sabías  que tanto Lagertha como Ivar lucharían hasta que uno de los dos muriera y en el caso de tu amante, hasta acabar con todos sus hermanos quiénes se fueron con la escudera y tú, solo temias por cada una de aquellas vidas.

     No imaginaste que terminarían las cosas así, o admitiendolo si lo hiciste pero rezabas cada noche por que no sucediera y ahora te debatías por lo que estabas dispuesta a hacer. Seguir junto al ¿amor?, o ir con tus principios.

     Siempre estuviste de acuerdo con lo que hizo Lagertha, te admitías capaz de repetirlo si Ivar y tú estuvieran casados y él se acostara con otra  sin tu consentimiento, así que si se tratara de cualquier otro en su contra no dudarías en luchar junto a ella. Pero ese otro era Ivar, aquel "deshuesado" que se había robado tu corazon y tu cuerpo, a quién le habías enseñado no sólo lo que es el placer, sino la confianza, el mismo a quien sus hermanos habían abandonado como su madre hizo con ellos en su infancia, el hombre que más que admiración generaba temor a sus seguidores. Ivar, acostado a tu lado era el enemigo de tus ideales, por eso te costaba lo que estabas a punto de hacer.

     -Despierta- lo moviste -Anda idiota ¡Despierta!- el cuchillo en su mano a punto de la amenaza y tu deteniendolo fue lo que vio al abrir los ojos.

     -¿Qué es lo que te pasa?- preguntó dejando el arma a un lado y desperezandose.

     -Estoy caliente "deshuesado"- murmuraste contra sus labios mientras montabas tus piernas a los lados de sus caderas recibiendo una sonrisa de su parte.

     -¿Tanto que no puedes aguantar hasta mañana? Cristiana- habló burlesco contra tu cuello luego de atraer tu cuerpo hacia él, sonriendo mientras se besaban y desvestían mutuamente.

     Durmieron juntos como tantas otras noches lo habían hecho, o mejor dicho lo hizo él, pues tu no pudiste pegar ojo durante toda la noche, alejándote de su lado con los primeros rayos del sol, sólo dejando un tenue beso en sus cabellos.

     Corriste hasta regresar a Kattegat, pues días atrás habían salido junto a un pequeño ejército reunido por Ivar para su enfrentamiento y en cuanto entraste al "palacio" te encontraste con Lagertha y los demás hermanos recién levantados, preparándose para la batalla.

     -Reina Lagertha- llamaste su atención con apenas aire -quisiera hablar con usted-.

     Se dirigieron a su habitación donde ella te invitó a sentarte a su lado, sin embargo te abstuviste de hacerlo.

     -Será rápido- comentaste.

     -Dime entonces ¿de qué se trata? Para traerte aquí tan temprano en un día como éste, debe de ser importante lo que tienes que decir niña.

     Callaste unos segundos y te incaste frente a ella.

     -Se que lo que se aproxima es exactamente lo que intentaba evitar yendo con el rey Harald, por ello y por todo el respeto que siento por usted desde mucho antes de conocerla y por el mismo aprecio que le tengo a sus hijos, no solo a Ivar, quería que supiera que no pelearé en su contra en este enfrentamiento.- La sonrisa de Lagertha se hizo paso por su rostro, pero antes de permitirle hablar proseguiste -pero tampoco lucharé a su lado.

PROSTITUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora