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—Yi... Basta. –pidió el peligris, viendo como el menor se tumbó en su cama, abrazándose a sus peluches, sin intención alguna de detener su llanto.– Por favor, no me gusta cuando lloras. –prosiguió, sintiendo su lobo gimotear de tristeza ante los sollozos contrarios.

Cuando el doctor, un humano, les leyó los resultados, YiXing pareció irse completamente del planeta, y literalmente rompió en llanto, deteniéndose al momento de llegar a casa, hasta que estuvo seguro en su habitación, donde volvió a llorar.

—¿YiXing? –llamó un confundido Tao, entrando por su puerta secreta, sonriendo solo un momento cuando se encontró con la mirada de su alfa, antes de ver nuevamente a su hermano, quien limpió bruscamente sus lágrimas, preocupando al menor.– ¿Que está mal? –cuestionó, ya al borde de las lágrimas al verle llorar.

—Shh, Taozi, está bien; no sucede nada. –respondió él torpemente, viendo sorprendido la rapidez en que YiFan se movió en la habitación, tomando al cachorro en brazos.

—Nada está mal, te lo prometo. –susurró, sosteniendo el pequeño cuerpo del cachorro contra el suyo, habiendo llevado su nariz directamente al cuello del menor ni bien le tomó en brazos, atrapado en su dulce hechizo ni bien notó las lágrimas en los bellos ojos violáceos.

—¿Por qué Yi está llorando, FanFan? –cuestionó tiernamente, y él fácilmente pudo haberse desecho en un charco allí mismo, sin importarle que su mejor amigo les estuviera viendo, debido a la manera en que fue llamado; ¿FanFan?, ¿de dónde diablos había salido eso?, no tenía idea, pero lo amaba, así como todo lo que venía por parte de su omega, inconsciente de lo que provocaba en él, profundamente hundido en su inocencia.

—Puedo explicarlo... –murmuró el mayor de los omegas, logrando que la pareja le mirase, y que finalmente, volviera a sonreír; era una imagen adorable, a pesar de que YiFan muy seguramente estaba conteniéndose para no atacar al pequeño rubio.

No fue necesario que Tao caminara, para terminar sentado, cómodamente, en la cama de su hermano, peligrosamente cerca del regazo de YiFan, quien le llevó a ese preciso lugar; el omega fue cargado, y suavemente depositado en la blanda superficie del colchón, siendo sentado muy cerca del alfa, a quien tenía a su espalda, debido a que quería mirar, de frente, a su hermano.

»—Taozi... ¿Tú sabes donde crecen los cachorros? –se atrevió a preguntar, ignorando la mirada del único alfa en la habitación, y se odiaría mucho si, de alguna manera, rompía algo de la inocencia de su hermanito; YiFan se había sorprendido ante la pregunta, y por primera vez sintió pánico, solo por saber una tonta respuesta, a lo que abrió sus ojos como platos cuando el cachorro asintió.

—ChangKyun me mostró con dibujos. –agregó, no mucho después de haber asentido; su profesor particular era solo unos pocos años mayor que su hermano, un omega muy dulce, a quien le costó muy caro poder llegar a donde estaba, siendo usado únicamente para enseñarle a cachorros, solamente omegas, las cosas básicas, e informarles lo que el alfa Zhang veía útil en ellos.

»—El alfa deja una semilla en el omega, y de ahí crece el cachorro; es como una flor, que crece dentro de su pancita, y la hace muy redonda. –aclaró, moviendo sus manitos en lo que relataba, dibujando un gran vientre sobre su pancita, y YiXing le observó con auténtica ternura, antes de ver cómo YiFan, por detrás del menor, parecía estar muriéndose de amor.

—Bueno... –balbuceó nervioso, pensando en cuál sería la mejor manera de decirle a si hermano, que estaba jodidamente embarazado.– Yo, tengo, uh... –suspiró, su nerviosismo viéndose en crecimiento al ver los brillantes ojitos del menor, a lo que, sin darse cuenta, sus manos comenzaron a moverse, logrando, sin saber cómo, que Tao le entendiese.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora