• 25: final •

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Cuando ZiTao despertó en la mañana, tras muy pocas horas de haber dormido, lo hizo sintiéndose satisfecho, con su cuerpo adolorido en los lugares correctos, mientras se estiraba en la gran cama, y suspiraba de gusto; había escuchado el sonido de la ducha desde hacía unos minutos atrás, y estaba oliendo el ligero aroma a tocino, proveniente de su cocina.

YiFan no sabía cocinar, así que eso solo les dejaba a Sulli, o a Jason, quienes habían regresado a la casa, después de pasar la noche fuera, cada quien por su lado; él no preguntaría con quién, o quiénes, pasaban sus noches de luna, debido a que no era su asunto, y, además, él había estado muy ocupado en la noche también.

Cuando abrió los ojos, notó el brillo del sol, entrar por una de las ventanas, casi al mismo momento en que YiFan regresó a la habitación, únicamente con una toalla cubriendo su zona baja, fijando su mirada, directamente, a su esposo, quien se giró en la cama, apenas cubierto con las mantas, aún medio dormido, y con el cabello hecho un desastre, luego de la noche que tuvieron.

—Hey... –murmuró el menor, una perezosa sonrisa en sus labios, solo un segundo, antes de que el mayor se inclinara sobre él, dándole un pequeño beso en sus labios, que terminó el algo mucho más.

Tao no se sentía tan bien desde hacía tanto tiempo, que estaba encantado mientras era besado con tanta dulzura, y su cuerpo desnudo era nuevamente presentado al mayor; YiFan gruñó, profundizando el beso, manteniendo esa lentitud que les encendió.

—Deberíamos bajar, Taozi. –murmuró contra sus labios, más aún, no hizo ningún movimiento para alejarse, sino que hizo todo lo contrario, uniendo nuevamente sus labios, haciendo reír al menor, quien tiró de él mientras asentía.

—Deberíamos... –concedió, mientras separaba levemente sus piernas, tirando de la toalla del mayor, quien gimió, presionándose contra él una vez más, haciéndole reír.– Pero creo que, también, deberíamos tener un rápidito. –jadeó, siendo lo único que necesitó para que el mayor le hiciera el amor, una vez más.

Para cuándo fueron a la mesa, ambos se ganaron unas miradas por parte de Sulli, y Jason, aunque apenas si fueron conscientes de ellas, debido a que, aún estaban atontados por lo sucedido en su habitación; Tao apenas si dejó el brazo de su marido, viéndose radiante, mientras era mimado por el mayor, quien incluso lo sentó sobre su regazo, y le besó en varias oportunidades, haciéndole sonrojarse, dejando a sus espectadores con las bocas abiertas.

Y para cuándo llegó la tarde, luego de haber pasado un hermoso día en familia, Tao completó el día, cuando su celo se presentó, sin tener piedad de él, o de cuan adolorido estaba, terminando en la cama por lo que restó de semana, donde Tao siguió sin cuidarse, lo cual los llevaría a algún lugar, muy pronto.

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Con el pasar de los días YiFan fue, de a poco, poniéndose al tanto con la manada, y con la ayuda de su esposo, solucionó nuevos problemas, más aún, exigió tener un informe mensual, siendo esa la razón del porque había un pequeño grupo de alfas en su casa; estaban a mediados de febrero, y su relación con su familia se había hecho más, y más fuerte con el pasar de los días, libres de problemas, o eso creyó.

—¡Wu YiFan, estás muerto! –gritó ZiTao, entrando a la sala hecho una furia, ignorando completamente al grupo de alfas, quienes se pusieron de pie, e hicieron una reverencia, en nuestra de respeto, mientras el líder observaba a su hermoso esposo con la boca abierta.

—¿Si, mi amor? –cuestionó en su lugar; el pequeño grupo miró a su líder con la boca abierta, antes de observar al omega, quien estaba cruzado de brazos, con un palillo extraño en la mano, mientras hacía un mohín con los labios.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora