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ChangKyun gimió, sumamente preocupado por lo que podría sucederle a ZiTao; el omega era tan solo un cachorro, con una pureza, e inocencia, propia de un niño de su edad. Era inteligente, más aún, conservaba una dulzura especial que cautivaba cualquier corazón, o bueno, casi cualquiera, debido a que el líder Zhang no tenía corazón que cautivar.

Él, al igual que muchos omegas, fue vendido, por su propio padre, a la manada de Zhang, y luego fue usado de criado, ya fuera en la limpieza, en la cocina, o ahora como tutor de omegas; odiaba a casi todos los alfas de aquel lugar, porque cuando llegó, además de no saber el idioma, fue tratado de la peor manera imaginable por ellos.

Su madre había muerto cuando él nació, y su padre pasó toda su vida culpándolo por ello, haciéndole miserable, una y otra vez, sin descanso alguno, hasta que buscó algo que hacer con él; siendo vendido a sus diez años, teniendo un diminuto gramo de suerte al no ser abusado como muchos otros omegas de servicio.

Wu Qian no había tenido la misma suerte, siendo que, a pesar de no ser abusada sexualmente por el líder Zhang, si lo era por uno de los guardaespaldas, siendo algo que solo su madrastra sabía, y por eso la odiaba aún más; amaba a su hermano menor, ¿cómo no hacerlo con lo maravilloso que era como alfa?, pero, aun así, se odiaba a si misma por tener cierto enojo hacia él, por haber nacido alfa, y por no tener que pasar por lo que ella pasaba cada día.

El omega vio a su grito de completo terror ser ahogado por una enorme mano que cubrió su boca, antes de sentir un brazo rodearle la cintura, pegándole su espalda a un musculoso pecho, logrando que su corazón latiera terriblemente rápido.

—¿Im ChangKyun? –cuestionó el contrario, su voz grave haciéndole estremecerse, aunque no precisamente de miedo, teniendo el cálido aliento del desconocido golpeándolo directamente en el oído, haciéndole cosquillas; era un alfa, no había dudas de ello, por lo que, sin querer hacerle enojar, asintió.– ZiTao me envió, ahora, te soltaré, pero ni se te ocurra gritar. –susurró, más aún, la orden fue clara, en lo que le arrastraba a un rincón oscuro.

Había estado en uno de los pasillos de la gran mansión Zhang, ahogándose en su miseria, rezándole a la diosa luna para que ayudase a los hermanos; los rumores corrían rápido entre los sirvientes, en especial los omegas, debido a que los alfas hablaban de diversas cosas, planes y demás, sin importarles que ellos estuvieran cerca, viéndolos como inferiores, siendo otra razón del porque nadie objetó nada al momento de ver como el alfa le arrastraba a un lugar más oscuro.

—¿Quién eres? –jadeó, sintiendo auténtico pánico al estar con un alfa desconocido, y viéndose extrañamente encantado con su aroma; era el alfa más apuesto que había visto nunca, y sus ojos brillaban con mutuo interés, más aún, su preocupación por su estudiante era mayor a cualquier tipo de atracción que pudiera tener por el contrario.

—Lee JooHeon. –murmuró, amando la manera en que el menor se estremeció ante ello, y lo presionó contra la pared, siendo ignorados por cualquier alfa, u omega, que pasara por el lugar; nadie podría ayudar a ChangKyun si él decidiera abusarlo, y a pesar de que no lo haría, le provocaba una inmensa rabia el saberlo.– Necesito que me ayudes, para sacarlos de donde están, antes de que sea tarde.

—Ya es tarde. –gimió, sus ojos volviendo a llenarse de lágrimas, recordando aquello que murmuraban los sirvientes.– El joven YiXing se comunicó con su pareja, de hecho, ya debería de estar llegando. –informó, haciéndole jurar por lo bajo.

—Entonces tenemos que apresurarnos. –gruñó más para sí mismo, que, para el omega, contándole lo que harían, todo bajo indicaciones de la pareja prisionera.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora