• O1 •

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»—❁—«

—Yi... Por favor, no quise decir eso. –insistió el pequeño alfa, hablándole a la gran puerta de madera, esperando a que su mejor amigo, el omega que estaba al otro lado, le perdonase por haber herido sus sentimientos.

Los ojos normalmente negros del alfa, ahora brillaban de un tono grisáceo, parecido a su cabello, con clara tristeza, debido a que YiXing se enojó con él, y se encerró en su habitación; YiFan tenía seis años, un año mayor que su mejor amigo omega, sus cabellos grises no siempre le llevaron por un buen camino, debido a que, él, literalmente era el único lobo de aquel color. Ser el hijo único del líder Wu le permitía no ser molestado, pero, aun así, no tenía más amigos aparte del rarito de su "vecino", YiXing.

Realmente no eran vecinos-vecinos, en realidad, vivían al límite de ambos territorios, él en Yiyang, y el menor en Changsha, y los separaban unos cuantos kilómetros entre casa y casa, pero eran vecinos, al fin y al cabo; YiXing era un omega muy raro, y especial para él, porque fue el único que se acercó a él como un verdadero amigo, y no por simple poder, o miedo, pero cometió el terrible error de burlarse de su amigo, porque aún conservaba sus peluches, siendo razón suficiente del porqué YiXing le gritaba cuanto lo odiaba en ese momento, desde el otro lado de la puerta, claro, mientras él sorbía por la nariz, negándose a llorar, porque su padre le dijo que los alfas que lloraban eran débiles, otra razón del porque ya no tenía peluches en su casa.

Sus padres no le permitían tener peluches, alegando que ya estaba mayor para eso, y esa fue la razón de su pelea con YiXing; él no quiso herir a su amigo, solo dijo lo que sus padres le habían dicho, pero eso provocó el llanto del menor, y ahora, la devastación que él estaba sintiendo.

—¡Te odio; ya no quiero ser tu amigo! –sollozó YiXing, abrazándose a Sr. Arcoiris, un precioso peluche unicornio el cual su madre le había regalado desde hacía unos días.

YiFan tragó, a duras penas, el nudo que se formó en su garganta, y rogó nuevamente; no quería, por nada del mundo, perder a YiXing, porque era su más preciado amigo, su único amigo, y es por eso que, en busca de su perdón, comenzó a recitar lo que el menor le había pedido.

“En nombre de todos los adorables unicornios de Unicorniolandia, por favor, ¿me dejaría entrar a su habitación, príncipe unicornio Lay?”

Para cuándo había terminado de decir aquella frase, sus mejillas ardían furiosamente, abochornadas, sintiéndose cada vez más calientes cuando vio la cabeza de su hermana mayor, espiarle de dónde doblaba el pasillo, viéndose atrapado, y las ligeras risitas detrás de la puerta no le hicieron sentirse mejor.

»—¿De verdad lo lamentas? –cuestionó el pequeño omega, los ojos grises de su lobo mostrándose curiosos, y temerosos por la respuesta, en lo que él asentía.

—Mucho... –admitió en un susurro, sus labios ligeramente abultados en lo que YiXing le rodeaba con sus brazos, aceptando sus disculpas.– ¿Somos amigos otra vez? –cuestionó, lentamente despertando cuando el menor asentía, y entraban en la habitación.

Cuando abrió los ojos, lo primero que notó es que no estaba en su habitación, y que aquello fue un sueño, un dulce recuerdo de cuando era muy cachorro, que ahora era tan lejano; tenía dieciséis, diez años más que en su sueño, y no recordaba mucho de lo que pasó en la noche anterior, ni porqué había un omega desnudo junto a él, en una habitación que estaba entre ser de hotel, de una fiesta en alguna casa, o la del mismo omega.

Recordaba vagamente la discusión con su padre, hacía unos cinco días atrás, respecto al supuesto enlace entre él y YiXing; diablos, él amaba a ese raro omega, pero no de esa manera romántica, él lo amaba como su mejor amigo, como un hermano menor a quien cuidar, porque YiXing era tan despistado que no perdía su cabeza, solo porque la tenía pegada al cuello.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora