• O2 •

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»—❁—«

YiFan exhaló, expulsando así el humo de su cigarrillo, apenas si pudiendo escuchar sus propios pensamientos, viendo como un grupo de humanos, también en la fiesta, ya estaban bajo los efectos de la hierba, mientras que los lobos estaban más al pendiente de su celo que de fumar marihuana.

La luna llena brillaba en el oscuro cielo, dejando el pase libre a las parejas para tener sexo durante doce horas, y para quienes no estuvieran emparejados, asistir a alguna fiesta humana, para conseguir buen sexo rápido; él ya había fumado lo suficiente como para sentir el efecto de la hierba, era muy tenue, pero podía sentir el cosquilleo incrementar a cada segundo.

Había asistido a la fiesta, al igual que muchos otros alfas, para tener sexo, ¿qué más?, pero en lo único que podía pensar, era en su pequeño omega, aquel que muy seguramente estaba durmiendo a esa hora de la madrugada, abrazado a su peluche de panda, luego de haber dibujado en su cuaderno, y tomar su leche de melocotón; diablos, él realmente podía ver, en su mente, como el menor se quitaba los lentes, y los dejaba en su mesita de noche, en lo que bostezaba, finalmente girándose en la cama, dejando la luz de noche encendida en el nivel más bajo, porque aún le tenía miedo a la oscuridad.

Tao nunca le dijo por qué estuvo llorando aquella noche, más aún, no volvió a dormir con la luz apagada, tal y como sucedía después de cada sesión de castigo, aquella de la cual, si YiFan se enteraba, solo lo haría peor. El pequeño omega estaba aterrado de lo que su padre, el horrible líder Zhang, podría hacerles, tanto a él, y su hermano, como a cualquier persona que se ponga en su camino; él realmente lo odiaba, con todo lo que su joven corazón podía abarcar.

—Hola, Kris. –canturreó una voz junto a él, irrumpiendo en sus hermosos pensamientos, antes de sentir como el omega se apretaba a su brazo, y la erección que había obtenido al pensar en su dulce melocotón, había desaparecido tan rápido como llegó.– No creí que volverías por mí, después de haberme dejado aquella vez; fuiste muy malo, me sentí realmente solo cuando desperté y no te vi en la cama. –murmuró, distorsionando un poco su voz, en lo que formaba un mohín con sus labios, siendo una actuación malísima de alguien inocente, cuando claramente no lo era.

Y su mente volvió a irse, repitiendo imágenes de su omega, verdaderamente inocente, amando la manera en que abultaba sus labios, o fruncía el ceño mientras dibujaba, pero lo que más amaba era cuando no le salían algunas frases, y balbuceaba hasta que finalmente lograba decirlas, o cuando le salía una maldición, debido a que en aquella casa hablaban a base de insultos, y cuando se daba cuenta de ello, cubría sus labios, y murmuraba una disculpa.

»—Oh, ¿te alegras de verme? –cuestionó el omega junto a él, y fue allí donde le hizo consciente de que su erección había regresado, más dura que antes; era una mala idea estar allí, pero no podía estar cerca de su melocotón durante la luna llena, era demasiado peligroso.

Si era sincero consigo mismo, no recordaba, en absoluto, el nombre del rubio junto a él, a pesar de que, si recordaba haberle dejado solo aquella mañana del mes anterior, o inclusive, el mes anterior a ese. En tan solo dos años, había visto más culos que un retrete en una estación de servicio, y si, eso era mucho de lo cual hablar; los alfas durante la luna llena eran insaciables, aunque no tanto como cuando estaban con un omega en celo.

El omega no tuvo que hacer nada más, para ver cómo YiFan se levantaba, con claro mal humor, dejándole solo, y dispuesto a pasar aquella noche con otro alfa que si le quisiera; el peligris salió de la casa, suspirando de gusto ante el frío viento golpeando su caliente piel. No podía estar allí por más tiempo, debido a que el único omega a quien quería, era el único a quien no podía tener, y su pene sufría tanto por ello, que sería capaz de ponerse a llorar; su instinto debía estar controlado para cuando Tao sufriera su primer celo, y por suerte, tenía un par de años para ello.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora