Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»

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Tao suspiró, y acomodó mejor a su pequeña bola de pelos, entre sus brazos, conteniendo las ganas de llorar, muy a duras penas; BeiBei bostezó, ignorante a todo lo que pasaba a su alrededor, acurrucándose en los brazos de su madre, quien se sentía cada vez más pequeño, ante las duras miradas sobre él, siendo Jason el único feliz realmente.

Los meses habían pasado muy rápido, y con ello, su vientre creció considerablemente, y aunque estuvieron inmensamente felices, él supo que algo iba mal cuando YiFan se veía malhumorado, y apenas si quería tocarle, después de que él cumpliera los siete meses. YiXing, y JunMyeon habían ido de vacaciones, pasando menos de dos meses con ellos, donde su hermano mayor le anunció también estar embarazado, ahora cumpliendo su quinto mes; KyungSoo, y LuHan, tendrían a sus hijas el mes siguiente, por lo cual, no pudieron viajar, y estar presentes en el nacimiento de su pequeña BeiBei.

—Te lo dije, ¿no es así? –escupió su suegra, sonriendo cuando el menor derramó la primera lágrima, protegiendo a su hija de los fríos ojos de su marido; YiFan observó a la recién nacida, y luego a su esposo, encargándose de que su dolor no fuera visible, o al menos no tanto.– Es un puto, al igual que su madre... –añadió la mujer, y observó a Jason, quien palideció, entendiendo lo que estaba ocurriendo, y negó con la cabeza, antes de caer hacia atrás, debido a un golpe bien acertado, contra su mejilla; YiFan había lanzado un fuerte puñetazo, y se veía tan salvaje que asustó incluso a su omega.

—YiFan... Por favor. –sollozó, cubriendo las peludas orejitas de su hija, encogiéndose en su lugar cuando el alfa gruñó, echando a todos de la habitación, dejándoles solos.– ¿Quién demonios eres?, ¿qué fue lo que ella te metió en la cabeza esta vez? –gimió, apenas viéndole jadear, debido a las lágrimas que inundaban sus ojos.

Todo había sido un desastre, de principio a fin, esa noche, empezando con el hecho de que su marido, por poco, no llegó al nacimiento de su hija; durante los últimos tres meses, todas las promesas comenzaron a fallar en uno que otro aspecto. YiFan le había prometido que jamás volvería a dejarle solo, y lo hizo; claro, él comprendía que su marido era el líder, y tenía asuntos que arreglar, lo que llevaba horas, o días, en solucionarse, pero todo lo que habían avanzado, volvieron a retrocederlo.

YiFan volvía tarde, no siempre, claro, pero cuando llegaba temprano en realidad apenas si se acercaba a él, y ni siquiera le daba una explicación al respecto, oh, pero él sabía muy bien que estaba pasando; su suegra se encargaba de molestarlo todo el tiempo con ello.

La mujer había alegado que su embarazo era muy sospechoso, debido a que, para el tiempo en que llevaba, debía de haberse embarazado el primer día en que entró en celo, o antes... Y la única persona que estuvo con él esos días, había sido Jason. YiFan había estado actuando extraño, en especial cuando encontró a Tao llorando, y siendo abrazado por Jason, quien le susurraba que todo estaría bien, pero no lo estaba; todo estaba mal, completamente.

Y todo empeoró cuando ella llegó.

Esa noche, para su no sorpresa, YiFan llegaba tarde a casa, y cuando lo hizo, supo al instante que algo estaba sucediendo; cuando subió a su habitación, se encontró con Tao en su forma de lobo, en la cama, con Jason, ayudándole con su hija. No tuvo tiempo para descomponerse, debido a que la niña nació poco después, no siendo más que una bola de pelos, pero tampoco tuvo mucho tiempo para alegrarse, debido a como era ella.

BeiBei era una pequeña alfa, de cabello marrón oscuro, y ojos celestes, iguales a los de Tao, pero fue el color de su pelaje lo que llamó su completa atención, puesto que, no se parecía al suyo, ni al de su esposo. Tao era castaño claro, casi rubio, y él era peligris, por lo que, ¿cómo su hija podía tener el cabello tan oscuro?, luego, solo miró a Zhang Jie, quien le sonrió a la pequeña, envolviéndola en una manta, antes de dársela a Tao, quien ya en su forma humana, sonrió bellamente, hasta que lo vio a él.