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ZiTao aguantó la respiración, apretando nerviosamente un trapo que usó en la cocina, viendo atentamente a su esposo, quien estaba comiendo su almuerzo; luego de aquella extraña presentación, YiFan le llevó a la habitación, ordenándole a la omega que tanto ella como su madre se fueran de la casa, viéndose completamente furioso.

SooYeon no tenía verdadera culpa de aquello, de hecho, la castaña no supo lo que sucedía hasta que le presentaron al mayor; la primera sensación que tuvo, fue la de salir corriendo lejos de allí, disculpándose con el alfa, o cambiar a su forma de lobo, y enseñar su vientre, rogándole piedad. Estaba aterrorizada; el alfa era apuesto, eso no podía negarlo, pero le daba mucho miedo, en especial cuando sus ojos cambiaron a un gris profundo, viéndose rodeado por una aureola roja ante la manera en que fueron presentados.

—Hijo, ella es Jung SooYeon, tu prometida. –había anunciado la señora Wu, y ella no podía entrar en más pánico; YiFan sentía arder, y jugaría que empezaría a escupir fuego ante la rabia que le quemaba desde dentro. La omega más joven tembló, su miedo, al parecer, molestando a la mujer que tenía a su lado, quien él suponía era su madre.

—Creo que olvidas el pequeño detalle de que, ya tengo a mi compañero. –escupió, fulminado a su madre con la mirada, quien tuvo la decencia se verse avergonzada, más aún, él creía que era porque la estaba humillando frente a su amiga, no por insultar a su esposo.

—Oh, joven Wu, por eso estamos aquí. –interrumpió la otra mujer, su voz chillona causándole un dolor de cabeza instantáneo, y la vio estremecerse bajo su dura mirada, a lo que titubeó un poco en añadir:– Aquí, mi amiga, me informó sobre su... Problema.

—Problema. –murmuró lentamente, su voz volviéndose más grave, en lo que se presionaba el puente de la nariz, antes de mirar el panda que tenía tatuado; siempre lograba controlarse cuando pensaba en la persona detrás de ese tatuaje, y realmente necesitaba calmarse antes de romperle el cuello a las omegas frente a él.– ¿Y ese cual, se supone, que es? –cuestionó duramente; la mayor entró brevemente en pánico, su miedo mezclándose con el de su hija, antes de observar a su amiga en busca de ayuda.

Aquello fue inútil, por supuesto; la señora Wu no había levantado la mirada desde que su hijo le habló con dureza, y no le sirvió de ayuda a su amiga, en absoluto, no quería sentirse tan diminuta otra vez.

—Bueno... Ella me contó sobre su esposo; debe ser muy duro pasar veinte años con un omega que no puede darle hijos, y es por eso que estamos aquí.

—¿Qué le dijiste? –escupió con odio, a su madre, ardiendo a cada segundo, estando muy tentado a ahorcarla por atreverse a hablar así de su esposo.– ¿Piensas que Tao no puede darme hijos?, no tienes derecho a hablar de él de esa manera; tú no tienes idea de cómo es él, ni cómo vivimos nuestro emparejamiento. –añadió, sus dientes se habían alargado, atemorizando aún más a las omegas.

Él aún tenía el ligero aroma a melocotón, y estaba más que claro que tuvo sexo antes de ir donde ellas, por lo que Jessica no podía sentirse peor; su madre jamás le había comentado aquello, ella no quería interponerse en un emparejamiento, además de que el alfa no le gustaba. Claro, tenía el cabello gris, y era increíblemente apuesto, pero no cuando estaba tan furioso; quería hacerse una bolita, y ponerse a llorar, debido al miedo.

—Estas con él hace más de veinte años, y no tienen ni un cachorro, ¿qué quieres que piense?, es obvio que hay un problema con él. –se defendió la mujer, en un bajo susurro, aun temblando ligeramente, y sin atreverse a mirar a su hijo.– Es un omega de clase baja, SooYeon no lo es; es perfecta para volverse la omega de la manada. –insistió, volviéndose más pequeña ante el gruñido animal; en su mente había sido una gran idea.

Mi Omega V: Mi inocente omega «KrisTao»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora